9 de cada 10 terremotos prefieren Chile, alguien ha dicho como broma y lo hemos tomado como eslogan, porque así es. Nuestro territorio se mueve como niño, porque es joven y está creciendo. Antes todo era fondo marino y en cada sismo el territorio sube otro poco. Encontramos como si nada ammonites fósiles en cualquier paseo a la cordillera de Los Andes. Es parte de nuestra idiosincrasia estar preparados, construir cada vez mejor y conformarse con la loca geografía que tenemos.
Cuando alguien nos compadece por eso, yo pienso en que más bien compadezco a los que sufren huracanes porque desde muchos días se sabe que viene la amenaza, que es terrible, aunque sea de la menor graduación y no hay modo de evitar sus consecuencias. La guerra de nervios debe ser espantosa mirando la estela de desgracias que va dejando a su paso, y MIRAR, como toma fuerza para atacar tus hogares, tus países y, aún así, el recorrido que hará y cómo lo hará no se sabe exactamente, pero que atacará es un hecho que dura horas y a veces regresa a terminar su obra destructora.
Los terremotos, en cambio, los esperamos en cualquier momento, porque de venir, vendrán, pero duran sólo unos segundos mientras disipan fuerzas difíciles de imaginar si no has estado en alguno, y como no sabemos ni el día ni la hora, tal como pasa con la muerte propia o el fin del mundo, uno se relaja, porque no se puede estar siempre alerta, llenos de adrenalina esperando un acontecimiento de incierta ocurrencia.
¿Huracán o terremoto? Difícil elección, porque nuestros terremotos suelen asociarse con los terribles tsunamis, es decir, tenemos un efecto de inundaciones parecido a los huracanes...... ¿Y los tornados? tienen algo de terremotos por lo inesperados e impredecibles y algo de huracanes por la devastación que dejan los vientos.
Mi yerno de niño vivió muchos años en Houston, Texas, donde suelen pasar tormentas y huracanes. Él se lo toma a broma porque su mamá los preparaba para lo peor y nunca pasaba de una buena lluvia con vientos fuertes. Lo que no he sabido qué tal lo pasaba mi consuegra con 4 niños pequeños y esa amenaza anunciada e incierta a la vez.
Pues yo que quieres que te diga Ale...ni uno ni otro....sobre todo que se pueda estar preparado y BIEN construido y haya pocos daños personales...Un besote un poco asustado para ti
Caramba con la elección, Alemamá. Si me lo permites, opto por la dura sequía, por los meses y meses sin caer una gota, con los árboles secos y el agua cortada, que es a lo que estamos acostumbrados en España.
En Madrid, gracias a Dios, no hay ni huracanes ni terremotos. Menos mal: en cuanto llueve un poco fuerte se desbordan las alcantarillas, se inundan los túneles, se forman grandes charcos.
Como ya sabes dónde he vivido gran parte de mi vida, pues qué decir... Creo que también prefiero el terremoto, porque es de corta duración y como tu dices, no vamos a estar ahí todo el día pensando en que se te va a caer la casa encima. :D Besazo
Contestando a la pregunta: el huracán. Me da la impresión que uno tiene una interesante ventaja comparativa, la anticipación de lo que puede venir. Hoy es posible tomar medidas preventivas y resguardar la integridad personal de los suyos, ante el pronóstico de la llegada de un huracán.
Cosa muy diferente pasa con un suceso sísmico, en Japón, con toda la tecnología de alertas disponibles, no tuvieron mucho tiempo de anticipación.
Casi me siento como en las elecciones, donde las dos opciones son tan malas que lo único que queda es ponerse a llorar. En verdad, ninguno de los dos es recomendable. Nunca he podido acostumbrarme a los temblores, por más leves que sean.
Tal como lo pintas es difícil decidirse, no me puedo imaginar la situación porque yo, como mucho, he vivido un par de terremotos que no han pasado el grado cinco de la escala, que para otros lugares, es sólo un cosquilleo bajo los pies.
Si tomo al pie de la letra lo que has explicado, creo que preferiría vivir un terremoto inesperado que una desgracia anunciada y que Dios nos coja confesados.
No había pensado en la sequía, Fernando, pero tienes razón: es un azote tremendo pero diferente a estos desastres en que en pocos días te pueden quitar la vida. La sequía es muerte lenta.....¡uf!
Pues que quieres que te diga, yo esta vez voto en blanco. No me gustaria ninguno si los tuviera que vivir. Aunque aqui suele haber saquias, cuando llueve con ganas tambien tenemos nuestros problemos, sobre todo en los pueblos cerca de los rios que se suelen desbordar.
Cecilia Córdova ha dejado ésto en Facebook donde lo compartí:
"Difícil responder.... pero prefiero lo que conozco, o sea, terremoto, y es que en verdad no les tengo miedo, siempre me quedo tranquila o busco el lugar mas seguro, pero jamás la reacción histérica de arrancar... arrancar para dónde ??? si en todos lados se mueve igual .... y tu Ale, qué prefieres ???
Cecilia: ¡Yo prefiero mi camita y olvidarme que hay peligros así!
Hablando en serio, en la alternativa prefiero los terremotos porque los conozco y no se te anuncian con una guerra de nervios previos. Sabemos que suceden y esperamos un mega sismo para el norte de Chile y sur del Perú desde hace unos 60 años por lo menos. Hay un "silencio sísmico" en esa zona lo que lo hace más peligroso. Para eso uno se prepara lo mejor que puede y luego a mantener la calma dentro de lo posible y a reconstruír de nuevo.
Alemamá, ¿de verdad tengo que elegir una opción? porque no prefiero nadaaaaaaa.
En Granada, donde he vivido muchos años, había cierta frecuencia de terremotos y no me hacían ni pizca de gracia.
Yo lo que creo es que tenemos que ser felices con lo que tenemos, ya sean sequias, terremotos o huracanes, y rezar para que el impacto sea lo menor posible. También habría que construir con esta previsión, porque normalmente las zonas más devastadas suelen ser las más pobres-arquitectónicamente hablando-
Yo nunca he pasado un huracán, pero si varios terremotos. Así que no puedo comparar, pero me imagino que preferir uno, me quedo con el huracán porque avisa y se puede correr a buscar un lugar seguro.
Perdón, no sé qué pasó. El anónimo anterior soy yo. Acá va de nuevo:
Yo nunca he pasado un huracán, pero si varios terremotos. Así que no puedo comparar, pero me imagino que preferir uno, me quedo con el huracán porque avisa y se puede correr a buscar un lugar seguro.
Mi yerno de niño vivió muchos años en Houston, Texas, donde suelen pasar tormentas y huracanes. Él se lo toma a broma porque su mamá los preparaba para lo peor y nunca pasaba de una buena lluvia con vientos fuertes. Lo que no he sabido qué tal lo pasaba mi consuegra con 4 niños pequeños y esa amenaza anunciada e incierta a la vez.
ResponderBorrar¡Que miedo Ale!
ResponderBorrarDios que nos ampare.
SL2!!
DTB!!
Pues yo que quieres que te diga Ale...ni uno ni otro....sobre todo que se pueda estar preparado y BIEN construido y haya pocos daños personales...Un besote un poco asustado para ti
ResponderBorrarPrecisamente el otro día me preguntaba cómo puede vivir gente en lugares tan peligrosos. Ahora lo comprendo mejor. Un beso.
ResponderBorrarCaramba con la elección, Alemamá. Si me lo permites, opto por la dura sequía, por los meses y meses sin caer una gota, con los árboles secos y el agua cortada, que es a lo que estamos acostumbrados en España.
ResponderBorrarEn Madrid, gracias a Dios, no hay ni huracanes ni terremotos. Menos mal: en cuanto llueve un poco fuerte se desbordan las alcantarillas, se inundan los túneles, se forman grandes charcos.
Como ya sabes dónde he vivido gran parte de mi vida, pues qué decir...
ResponderBorrarCreo que también prefiero el terremoto, porque es de corta duración y como tu dices, no vamos a estar ahí todo el día pensando en que se te va a caer la casa encima. :D
Besazo
Contestando a la pregunta: el huracán. Me da la impresión que uno tiene una interesante ventaja comparativa, la anticipación de lo que puede venir. Hoy es posible tomar medidas preventivas y resguardar la integridad personal de los suyos, ante el pronóstico de la llegada de un huracán.
ResponderBorrarCosa muy diferente pasa con un suceso sísmico, en Japón, con toda la tecnología de alertas disponibles, no tuvieron mucho tiempo de anticipación.
Saludos Santiagueños.
Casi me siento como en las elecciones, donde las dos opciones son tan malas que lo único que queda es ponerse a llorar.
ResponderBorrarEn verdad, ninguno de los dos es recomendable. Nunca he podido acostumbrarme a los temblores, por más leves que sean.
Tal como lo pintas es difícil decidirse, no me puedo imaginar la situación porque yo, como mucho, he vivido un par de terremotos que no han pasado el grado cinco de la escala, que para otros lugares, es sólo un cosquilleo bajo los pies.
ResponderBorrarSi tomo al pie de la letra lo que has explicado, creo que preferiría vivir un terremoto inesperado que una desgracia anunciada y que Dios nos coja confesados.
Muchos besos, Ale.
No había pensado en la sequía, Fernando, pero tienes razón: es un azote tremendo pero diferente a estos desastres en que en pocos días te pueden quitar la vida. La sequía es muerte lenta.....¡uf!
ResponderBorrarSí, Yeste, querida. ¡Que Dios nos pille confesados! Es lo que importa y lo que da tranquilidad.
ResponderBorrarPues que quieres que te diga, yo esta vez voto en blanco. No me gustaria ninguno si los tuviera que vivir.
ResponderBorrarAunque aqui suele haber saquias, cuando llueve con ganas tambien tenemos nuestros problemos, sobre todo en los pueblos cerca de los rios que se suelen desbordar.
Cecilia Córdova ha dejado ésto en Facebook donde lo compartí:
ResponderBorrar"Difícil responder.... pero prefiero lo que conozco, o sea, terremoto, y es que en verdad no les tengo miedo, siempre me quedo tranquila o busco el lugar mas seguro, pero jamás la reacción histérica de arrancar... arrancar para dónde ??? si en todos lados se mueve igual .... y tu Ale, qué prefieres ???
Cecilia: ¡Yo prefiero mi camita y olvidarme que hay peligros así!
ResponderBorrarHablando en serio, en la alternativa prefiero los terremotos porque los conozco y no se te anuncian con una guerra de nervios previos. Sabemos que suceden y esperamos un mega sismo para el norte de Chile y sur del Perú desde hace unos 60 años por lo menos. Hay un "silencio sísmico" en esa zona lo que lo hace más peligroso. Para eso uno se prepara lo mejor que puede y luego a mantener la calma dentro de lo posible y a reconstruír de nuevo.
Alemamá, ¿de verdad tengo que elegir una opción? porque no prefiero nadaaaaaaa.
ResponderBorrarEn Granada, donde he vivido muchos años, había cierta frecuencia de terremotos y no me hacían ni pizca de gracia.
Yo lo que creo es que tenemos que ser felices con lo que tenemos, ya sean sequias, terremotos o huracanes, y rezar para que el impacto sea lo menor posible. También habría que construir con esta previsión, porque normalmente las zonas más devastadas suelen ser las más pobres-arquitectónicamente hablando-
Besos
Yo lo que quiero es que la tierra deje de moverse !pero YA!
ResponderBorrarYo nunca he pasado un huracán, pero si varios terremotos. Así que no puedo comparar, pero me imagino que preferir uno, me quedo con el huracán porque avisa y se puede correr a buscar un lugar seguro.
ResponderBorrarPerdón, no sé qué pasó. El anónimo anterior soy yo. Acá va de nuevo:
ResponderBorrarYo nunca he pasado un huracán, pero si varios terremotos. Así que no puedo comparar, pero me imagino que preferir uno, me quedo con el huracán porque avisa y se puede correr a buscar un lugar seguro.