Les presento la corona de mi sobrina Josefa. Ayer cumplió un año, el primero de su vida que esperamos que sea larga, plena y feliz.
Por el momento, hija única y nieta única. Yo le deseo que lo más pronto posible cambie esa situación, para que conozca la vida real y las miles de posibilidades que tiene el compartir con hermanos, en plural, sus iguales y sus compañeros para recorrer el camino que le toque vivir.
Esta corona tiene los símbolos de todo lo mejor que los presentes teníamos en mente: es rosada, color de la femineidad tan vapuleada pero tan bella si es bien vivida; el infaltable corazón, representando el amor que no puede faltar en cada existencia plena; brillos de éxito en todos los campos; perlas de virtudes conseguidas con el esfuerzo que ellas requieren y unas conchas nacaradas que en mi concepto es el tono que le viene a la paz interior, que sólo se hace notar por su suavidad y ese no sé qué que todo lo calma y que se difunde; algunos lo llaman "buenas vibras".
La coronación de Josefa me ha hecho pensar en los millones de reyes y reinas que en sus familias debieran ser, y también, con mucha pena, en los que ni siquiera se les ha dado la oportunidad de existir y que --¡por supuesto!-- jamás celebrarán su no-ser.
Un cumpleaños más.... pero para Josefa debe ser el primero de una serie única en el mundo. Ella no tiene clones, sólo ella es ella, como cada uno de nosotros.
Por el momento, hija única y nieta única. Yo le deseo que lo más pronto posible cambie esa situación, para que conozca la vida real y las miles de posibilidades que tiene el compartir con hermanos, en plural, sus iguales y sus compañeros para recorrer el camino que le toque vivir.
Esta corona tiene los símbolos de todo lo mejor que los presentes teníamos en mente: es rosada, color de la femineidad tan vapuleada pero tan bella si es bien vivida; el infaltable corazón, representando el amor que no puede faltar en cada existencia plena; brillos de éxito en todos los campos; perlas de virtudes conseguidas con el esfuerzo que ellas requieren y unas conchas nacaradas que en mi concepto es el tono que le viene a la paz interior, que sólo se hace notar por su suavidad y ese no sé qué que todo lo calma y que se difunde; algunos lo llaman "buenas vibras".
La coronación de Josefa me ha hecho pensar en los millones de reyes y reinas que en sus familias debieran ser, y también, con mucha pena, en los que ni siquiera se les ha dado la oportunidad de existir y que --¡por supuesto!-- jamás celebrarán su no-ser.
Un cumpleaños más.... pero para Josefa debe ser el primero de una serie única en el mundo. Ella no tiene clones, sólo ella es ella, como cada uno de nosotros.
¡Cumpleaños feliz, y que sean muchos más!
7 comentarios:
TE dejo un premio
http://venezuelaysuhistoria.blogspot.com/2008/03/premios-excellent-blog-award-y-premio.html
saludos
Todo un proyecto y un ejemplo educativo Alemamá. Gracias por compartirlo.
A ver cuando nos escribes algo para tradiciones familiares de familia en construcción. O para lo que quieras.
juan alberto
Gracias, Carlos por el premio. Ya paso por allá :)
******
J.A Varela, ¿hay que escribir algo especial? porque si algo de lo mío --ya publicado-- te sirve, tómalo cuando gustes, ya lo sabes.
Preciosa entrada, Ale,
qué suerte tiene Josefa de tener una tía como tú cerca...
Un abrazo grande
precioso post. Enhorabuena por esa sobrina y a la sobrina por tener una tia como tu. BESOS
anamorgana
Que liiinda corona!!! Me imagino como habra sido ese cumpleanios, lleno de babas y amor! :)
Y uso su coronita un rato, aunque haya sido solo para la infaltable foto del recuerdo?
Un beso!
Jajaja, Irantzú, parece que conoces bien "la chicha con que uno se cura", pues --efectivamente-- No la usó. ¡ni para la foto! se dedicó a enojarse y sacársela, jeje
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