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miércoles, 25 de noviembre de 2009

En una casa sin libros



He estado en una casa sin libros. Nada a qué recurrir para hacer más entretenida una pasada por el baño. Lo único que había era un manual del dueño de casa en que estudia todo tipo de traumas para ayudar con primeros auxilios en rescates aéreos (!). Después de esa lectura inesperada e insólita me quedó más clara que nunca la necesidad de usar adecuadamente los cinturones de seguridad adelante y atrás de los vehículos. ¡Que desparramo de presas explicadas ilustradamente y al detalle! bastante convincente, les diré. Úsenlo.




15 comentarios:

AleMamá dijo...

En casa tenemos cientos. No exagero. Ya perdí la cuenta. Es uno de los lujos que nos damos, y preto muchos y también...los pierdo por eso......*suspiro largo* y ha sido así desde chica.

Gabriela dijo...

En mi casa también hay cientos de libros. No sabría cuántos. Realmente no imagino una casa sin libros... aunque también las he visto.

Winnie dijo...

Ale yo crecí en una casa con miles de libros..y no te exagero..mis padres era muy lectores y nos lo inculcaron...Un buen libro...te llena los minutos y pasan volando...besos y feliz jueves

Francisco Cavada dijo...

A mí me encanta leer y escribir. De hecho, ahora último estoy leyendo un libro que se llama: "El clan del oso cavernario"; es entretenido.

Te dejo un abrazo, siempre es interesante pasar por acá y leerte.

marta dijo...

Pues en casa de mis padres no había libros, nunca hubo ninguno, era pobres, y estaban pendientes de otros menesteres.
he sido yo la que me he preocupado de leer y tener los libros que creo debo tener.
Pero no cambio la educación que he recibido y la escala de valores que me han inculcado por nada del mundo. Nunca he echado de menos que en nuestra casa no hubiera libros.
Saludos.

AleMamá dijo...

Bienvenida, Marta.
Realmente el no tener libros por tener necesidades más urgentes es muy triste. Lo más terrible es que no todos los que se han criado sin libros sienten la necesidad de tenerlos, y has tenido suerte de que te haya picado el bichito a ti por tu cuenta. Leer ayuda a romper el círculo de la pobreza también.

AleMamá dijo...

Gracias, Francisco Javier. Ya te he visitado y comentado.

AleMamá dijo...

Gaby: ¿siendo tu madre viuda, joven y con hijos pequeños pudo formarles una gran biblioteca? ¡notable! qué maravilla.

Ana dijo...

Una casa sin libros! No puedo imaginarlo!

ojo humano dijo...

Un jardín sin flores
Un árbol sin hojas
Un cielo sin estrellas
Una Cordillera sin nieve
Un tren sin pasajeros
Un teclado sin letras
Una boca sin palabras
Unos ojos sin luz
Una mesa sin pan
Una familia sin hijos
Una casa sin libros.

Gabriela dijo...

Mi mamá es verdaderamente admirable.
Sobre los libros, ella también los tuvo por montones en la casa paterna. Mis abuelos leían mucho. Luego mi papá era también un fervoroso lector.
Como que a nosotros no nos quedaron muchas opciones... felizmente.

AleMamá dijo...

Toyita, para responder a tus versos, te diré, como dice mi madre:
"Has hablado como un libro sin hojas"

Es un cumplido, por si acaso, jeje mira que una vez alguno lo tomó como ofensa.

pon dijo...

No me imagino una casa sin libros.

marta dijo...

AleMamá, no sé si me he explicado mal, a mí no me parece triste no tener libros por tener cosas más importantes:
El día tenía horas, en las que había que trabajar, y ese dinero era para comer y gastos básicos, no había dinero para libros.
Pero yo era y soy muy feliz.
Saludos.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Pues menos mal que tenían al menos ese manual porque sino, ni las más esenciales necesidades fisiológicas se hubiran podido hacer en esa casa, al menos yo.
Los libros son el alma de una casa, se puede vivir mejor o peor sin un sillón, u otros utensilios , pero sin libros, NO.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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