Mi esposo es étnicamente 100% chino; tiene cara de chino pero no habla chino, ¡y menos japonés! y, estando en Japón, a la salida del metro, una anciana dama le contaba, muerta de la risa, una larga historia, presumimos que por su fisonomía oriental, a lo que mi esposo asentía a todo sonriendo también él, pero él se reía por lo absurdo de la situación, y la señora le ponía más entusiasmo a su monólogo ya que tenía tan buen interlocutor. A la salida sólo les faltaron las reverencias. Quedaron felices ambos.
Yo me preguntaba si esa mujer tendría algo de compañía, pues hay tanta gente mayor sola en medio de los millones que circulan pensando en sus cosas que se agradece una cara que preste atención, aunque sea aparentemente.
11 comentarios:
Es una lástima que sólo por una sonrisa ya se sienta alguien feliz...Nos hemos vuelto tan individualistas, tan solitarios aún estando acompañados...Una buena reflexión.Un abrazo y feliz fin de semana
Me hiciste acordar de la vez que vi por la calle a una señora bien viejita cuya enagua sobrepasaba su falda. Me dio una pena inmensa pensar en la soledad de una persona, que no tiene a nadie que le haga ver ese pequeño detalle.
Así es, Alemamá, es un espectáculo triste cuando ves a las señoras mayores, en el confesionario o en la consulta del dentista o en la caja del súper, hablando y hablando, se te ocurre que a lo mejor el confesor o el médico o la cajera son las únicas personas con las que han podido hablar en todo el día.
Se me ocurrió hacer un experimento en Santiago. Tanto en los buses como en el metro saludaba a mi eventual compañero de asiento o de pasillo a pesar de sus caras oscas o preocupadas y le hacía algún comentario sobre el clima. Su primera reacción era dar tamaño salto y después sonreían, comentaban algo también y las nuevas generaciones me miraban con cara de esta vieja está loca.
Las personas que contestaron se fueron más contentas y el resto se quedó sumido en sus asuntos y se perdió desentenderse por un momento de sus preocupaciones
No es la soledad la que te mata,Alemama,es el no saber que hacer con ella...
Saludos
Hay gente que tiene familia, vive con ella pero aún así viven en soledad.
Hay muchas maneras de dejar sola a una persona, muy triste realmente.
Hay quienes elijen el camino de la soledad.
Todo un tema muy serio es la soledad.
Saludos Santiagueños
Estupenda reflexión acerca de esa necesidad de HABLAR.
Un beso Ale. GRacias por estar en esta blogosfera. Hasta mañana (estoy bien)
Todos necesitamos ser escuchados, sentirnos queridos, importantes para alguien.
Lo contrario es muy triste, algo que debemos evitar en la medida de nuestras posibilidaddes. Es por eso que debemos atender a las personas de nuestro entorno porque ¡cuánta gente se siente tan sola estando rodeada de una multitud!
Un abrazo.
A mí me dio risa sólo de imaginarme la situación. ¿Y vos qué hacías?
uy! es terrible eso de la gente mayor! acá hay montones y andan hablando solos por la calle...
una vez, estando en Buenos Aires, mis papás le preguntaron a una pareja (a la que vieron por detrás) por una calle y cuando se dieron vuelta para contestar, se dieron cuenta que eran turistas de algún país del Oriente y que no hablaban castellano, ja ja
estando en Roma, vi a un "chinito" con un mapa y le pedí que me lo dejara ver, para ubicar una calle... no tenían las calles los nombres en letras latinas sino en algo que debe haber sido mandarín ja ja
Con el tiempo, supe que antes de nacer yo, le ofrecieron a mi papá un trabajo en Japón... no quisieron irse para que yo naciera en Chile... qué horror! si me hubieran preguntado a mí, yo habría dicho que me daba lo mismo nacer en Japón!
ìdem cuando nació mi hermano y Corea del Sur...
me hubiera encantado vivir en Japón o en Corea!
Ahora tendría ciertos problemas e Japón; pero... a los ciudadanos del mundo no nos importa movernos de un país a otro :)
Muy linda tu historia :)
a propósito de lo que cuenta Gabriela, en el Metro de München, lleno de gente, me tocó subirle la falda que se le estaba cayendo a una viejita... no sé por qué los alemanes o los muchos italianos que deambulaban por el Metro de München no se les ocurre ayudar...
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