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viernes, 16 de julio de 2010

Vieja, sola y sin esperanza

 La imagen la tomé de acá* (ignoro su autor, pero firma Valladares. Gracias)

La señorita Pepa está sola. Vive con una empleada bipolar, un poco loca, que ya jubila y que la abandonará muy pronto. Será casi con certeza el último abandono antes de que la muerte impida que el ciclo se repita. Está cansada de ser la que se queda.

No se casó, no tuvo hijos, no tiene parientes cerca y el terremoto del Bicentenario tiró su casa y no le queda más que una arrendada que no le acomoda y en la que pasa frio y penas.

Con su ceguera parcial ya no tiene ni el consuelo de leer o ver sus series lacrimosas en la televisión. Escucha el noticiero y le llegan algunos deshilachados chismes e historias del pueblo que se le van haciendo extrañas: "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Sus amistades van raleando, de a poco, pero sin cesar. Ya casi no llama por teléfono ni nadie hace sonar el rin-rin alegre que presagiaba conversación, noticias y que alguien la recordaba. Es una sombra esperando la muerte mientras sigue respirando.

Su soltería se consumó porque su horrible madre le correteó todos los pretendientes que llegaron a su puerta, y no fueron pocos. La anciana hipocondríaca quería una enfermera de confianza y Pepa era la mejor. Jamás se dió por enterada de que era víctima de una especie de esclavitud, muy asumida por la veneración que le profesaba a la vieja, pero la sumisión iba más allá del deber, ¡y qué caro lo ha pagado!

Hay quienes cuentan algunas historias de un amor inconfesable. Que fué fulano, no, que zutano, que se embarazó...que lo perdió, que abortó, que jamás pudo pasar algo así, que esto, que lo otro, pero por su estilo de vida retirada y abnegada es difícil de creer. No calza.

¡Quién sabe y qué importa ya!, es historia todo lo que ha pasado. Pareciera que su vida tuvo un corte el 27 de febrero de  2010 con el gran sismo y que hoy vive un epílogo, algo agregado, irreal; un equívoco en el guión rutinario de sus días iguales.

No sabe cómo sigue la vida hasta que  amanezca el día en que Dios diga: FIN....pero ella no cree en Dios....la vieja, su madre, hasta eso le quitó:  la fe y la esperanza......



Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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