Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



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viernes, 4 de mayo de 2012

Luces al atardecer



Eran las cuatro y tanto de la tarde y encendí las luces de paso en mi casa. Junto con eso me puse a mirar la lluvia y las nubes que oscurecen todo y recordé los días de invierno de mi niñez cuando en el campo no había luz eléctrica como ahora, para todo y para más de lo que necesitamos, y en todos los lugares imaginables.

Uno aprovechaba hasta el último rayo de luz sin encender lámparas ni velas y era el atardecer una hora muy melancólica que solo terminaba cuando llegaban los mayores con las lámparas marca Aladino, a parafina, con su preciosa luz y comenzaba la intimidad a su alrededor. Ahí jugábamos, leíamos, y a veces cantábamos con la mamá, y para mi era lo mejor cuando sucedía porque aunque no era muy seguido se me quedó marcado como unos de los momentos mágicos en esa casa vieja y llena de historias y de Historia y ya, hace años, demolida.

Pensando en ésto puedo decir que no me molesta nada cuando se corta la electricidad, porque con sólo encender una vela ya se arma un ambientazo que invita a la convivencia a un ritmo humano.



jueves, 4 de agosto de 2011

En un día como hoy nació Felipe


Un dia como éste nació mi hijo menor, que hoy cumple 21 años. Cuando mi hija llamó para saludarlo estuvimos conversando un poco y ella recordó que ese día, sábado, yo tenía fecha para que me indujeran el parto, siempre por mi presión alta de cada embarazo. Tenía 38 semanas de gestación pero el niño estaba grande y maduro. Debía presentarme en la clínica a las 8:00 A.M. pero antes fui a su dormitorio y me metí en su cama a "hacer un cocolón", a regalonear un rato con ella especialmente, pese a que siempre pasaba a despedirme de cada uno de mis niños.

Mi hija se iba dentro de 12 días de intercambio por un año en los EE.UU, por lo que no vería crecer a su hermanito del cual, además era la madrina, sí, porque lo bautizamos a la semana de nacido. Ya teníamos hechas las charlas prebautismales en nuestra parroquia, por lo que al ir aprovechaba de mostrarle al barrio que la embarazada era yo y no ella que ya tenía 16 años e iba a desaparecer de la escena por 12 meses. Más vale ser mal pensada uno para proteger a los hijos, ¿no?

Fue muy bonito todo. Es muy especial tener hijos cuando hay hermanos mayores. Todos nos enriquecemos con ellos.


miércoles, 3 de agosto de 2011

Niños de antes criados entre armas, microbios y otros peligros

Así lucian las balas, sólo que no tan doradas

Cyrano, del blog Columna 17, es el inspirador de esta entrada al comentar en la anterios lo siguiente:
"Somos sobrevivientes de una época que se nos vacunaba al natural", y tiene razón, porque recuerdo perfectamente que no sólo jugábamos con los soldaditos de plomo de los abuelos, sino que en casa del tata Oli, mi abuelo materno, había armas por todos lados: fusiles, pistolas, escopetas varias y la suya, mandada a hacer a su pinta a Saint-Étienne, Francia. 

Cuando digo por todos lados es "por todos lados", pues podían estar detrás de la puerta o arriba de una silla, y los nietos jugábamos con unos grupos de balas que se envasaban en una especie de riel, parecido al que muestro en la ilustración. Claro que con ellas hacíamos casitas, caminos, cercas y muchas otras cosas así de inocentes.

Mi abuelo fue campeón nacional de tiro. Era impresionante el viejo.

También andaban al alcance de cualquiera unos tarros de pólvora que tenía ese mismo personaje no sé con qué fin, pero hay un célebre cuento de que cuando yo apenas sabía caminar salí con uno de esos envases a una galería donde estaba encendido un tremendo brasero. Dicen que el Tata pegó un salto impresionante y salió conmigo y mi cargamento lejos del calor. De eso yo no me acuerdo; así me lo han contado.

Por último, para seguir la conversación con Cyrano, puedo decirles que nuestros padres y abuelos eran partidadrios de conseguir inmunidad natural al dejarnos jugar, recoger cosas e inclusive comer del suelo. Oli decía: que tomen "terramicina" o "poco veneno no mata", y se acabó. Era verdad, parece: 23 de sus 24 nietos estamos vivos, falta una primita que murió de recién nacida.



martes, 26 de julio de 2011

Huevos de campo, de nuestro campo.


Por ahí tengo una lista de temas para desarrollar y que tratan de cosas de mi infancia que se debe parecer a la de muchos de mis contemporáneos o coterráneos al menos. No sé si muchos usarán la tecnología como yo lo hago, como  para encontrar estas nostalgias en un blog perdido entre millones, pero para los que aparezcan puede haber un atisbo de memorias comunes en estos apuntes.

En nuestra casa de campo había de todo lo necesario para cuando se cortaran los caminos en invierno, cosa que no era rara ni entonces ni ahora. El río Loncomilla es cosa seria. Por eso, también había un gallinero grande y desordenado donde las aves, mientras no cayeran a la olla, eran mucho más felices que los desgraciados pollos de ahora. Tenían mucho espacio y comidas variadas, por lo que los huevos eran firmes y de unas yemas amarillas casi anaranjadas, tanto, que cuando he vuelto a comerlos me parecen tóxicos e irreales.

El gallinero lindaba con la huerta, y no era raro que las gallinas se pasaran al otro lado a gustar antes que nosotros las verduras que eran el hobby de mi padre, y ahí hacían sus nidos y empollaban si no los encontrábamos a tiempo. Y eso era lo más entretenido, este buscar las nidadas entre las plantas espontáneas, desordenadas y pinchosas de las zarzamoras que abundaban junto con el poleo que cada verano nos dejaba su aromático recuerdo. ¡Qué satisfacción más grande el encontrar en un sitio impensado y remoto 10 huevos de todos portes y colores!, porque las gallinas de raza araucana dan huevos celestes, verdes, y otros de una gama similar que son una sorpresa para los que no los conocen y allí había muchos.

El problema para los niños era que si la pobre plumífera tenia pollitos nos perseguiría, y por eso buscábamos con prudente cuidado.



jueves, 21 de julio de 2011

Nombres de perro



Para perros he elegido  nombres que no son de humanos. Quiero mucho a los canes, pero distingo a una persona de una mascota, por eso me subleba oír que llaman a alguno igual que a mi vecina. Es indigno, me parece.

He crecido rodeada de animales, desde perros y gatos hasta vacas y caballos, pasando por aves de corral (pavos, gallinetas, gansos, pollos y patos), ganado menor y....ratones.... sí, porque había muchos en el campo, pero desde que vivo en la ciudad y me he casado, sólo he tenido una quiltra recogida a la que llamé Polka, y pensaba que si tuviera otro perro lo llamaría Tango, de ser macho, y buscaría otros bailes para nombrar los que adoptara, y me siguen pareciendo buenos nombres: cortos y sonoros. No ofendo ni me río de  nadie.

Tocar este tema se me ocurrió por los nombres que mi sobrina y su amiga han dado a sus canes como conté acá, y he recordado algunos de mi casa paterna, de los de mis abuelos y otros. 

Acá unos ejemplos: 
Toqui (dignidad de cacique en araucano), para el gran danés feroz con que nos criamos.
El clásico Kasán, de mi abuelo.
Diana, por lo cazadora, perra de mi abuelo.
Romeo, el perro de Julieta, mi vecinita. (El nombre es de persona, pero es genial por lo de su amita)
Mädchen (niña en alemán), una pastora alemana de mi mamá.
Cocoa, es la perrita de mi sobrina Bernardita, etc.....




martes, 15 de febrero de 2011

Desayuno y naranjas a la cama


Nos casamos en pleno invierno y con lo justo, como se hacía en esa época,  pensando en instalar nuestro hogar juntos y de a poco, sin por eso postergar los hijos, al contrario, los deseábamos intensamente. 5 meses después de casados se anunció el primero: nuestro Bernardo Javier.

Desde el principio nos llevábamos un plato de naranjas al dormitorio, casi nuestros únicos muebles junto con un  pequeño comedor. La consigna era llevarlas peladas, desgajadas y colocadas en espiral. en un plato bajo. Las comíamos mientras mirábamos las noticias de 20:00, daba lo mismo quién de los dos se encargara, nunca hemos hecho parcelas de trabajos, salvo matar y/o sacar bichos que es mi  territorio exclusivo por aclamación de la familia en pleno. 

También desde hace años que mi marido me lleva casi a diario el desayuno a la cama los días hábiles, y yo, los fines de semana. Muy equitativo el reparto.

Lindos detalles que me hacen meditar sobre el prurito de esperar a tenerlo todo y más de lo necesario antes de casarse. ¿Qué temerán?

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Recuerdos: Era una gotita, una sola gota


Blanca Gómez, ilustradora, me ha acompañado desde el comienzo de mi blog. Mi avatar es una ilustración de ella. Se llama La chica del jersey y ya no la encuentro en la web.

Hoy la he buscado obras de esa autora y me  he topado una encantadora mujer bajo una lluvia especial que de inmediato me recordó una canción que decía:

(...) era una gotita, una sola gota
que se deslizaba, por mi ventana, muy misteriosa

Pero esa gotita me hizo pensar
de que traeria un gran temporal
y con mi amorcito ya no podria salir a pasear (...)

Ya sé que es antigua, que fuera de Chile dificilmente la conocerá alguien, pero ¡que lindos recuerdos!

viernes, 12 de noviembre de 2010

Las estrellas brillan en los cielos del sur



Uno de los más bellos recuerdos de los días pasados en nuestra casa de la playa, es el tiempo dedicado a observar las estrellas, ver pasar satélites o caer estrellas fugaces, con un cielo tan limpio que los han elegido para algunos de los observatorios más importantes del mundo. Realmente es un privilegio de atmósfera.

No es llegar y mirar, pues uno no sabría qué es lo que tiene ante sí, salvo cosas re-conocidas como Orión, que en Chile la vemos "al revés", y la Cruz del Sur, y eso que muchos la confunden con Carina, que también forma ese signo ¡y mucho mejor! 

Todo comenzaba con imprimir los mapas con las coordenadas y las fechas en que estaríamos allá, y luego a esperar que no estuviera nublado en la costa. Usábamos un programa libre llamado Skymap y mi hermano David era el que se encargaba de llevarlos.

Llegado el momento, apagábamos las luces y nos tendíamos en la arena de la terraza con una linterna para ir indicando los detalles, como la Betelgeuse o las nubes de Magallanes o el Saco de Carbón, que es popular porque NO SE VE, es una nebulosa oscura.

Ah!!! mis niños han crecido, casi nunca vamos todos a la vez a la playa, mi hermano tiene sus hijos ahora y va a otra casa en otro sitio y no sé si hará con ellos este ejercicio tan lindo. El programa usado lo perdimos en un update de sus dueños, una universidad...¿Princeton? no recuerdo bien. 

No es que lo hayamos olvidado. Estamos en un interregno* mientras empezamos a hacer lo mismo con nuestras nietas, pero ya es otra etapa.



*Interregno es palabra académica. Gracias Juan Ignacio.

sábado, 31 de julio de 2010

De tabaco, pipas, cigarros y fumadores


Tabaco perfumado; volutas azules elevándose y cayendo, envolviendo los pensamientos aparentemente profundos del fumador de pipa, como mi abuelo. ¡Que olorosos recuerdos! nunca me molestó el olor a tabaco, menos aún en sus envases, aún sin quemar...una delicia.

Aprendió en Bélgica;  la tenía colgando de sus labios aunque estuviera apagada, y en invierno se calentaba las manos con su brasa oculta en un suave cojín de ceniza, en esa barriga de madera noble y bella.

Las pipas  para mi son un ícono de masculinidad.  Las mujeres fumadoras más bien usaban boquillas largas y elegantes que producían el mismo efecto, claro que lo de profundos pensamientos podía ponerse entre paréntesis; las mujeres en cuanto a imaginería popular, en general, no salimos favorecidas. Una fumadora sería sensual o algo peor, como Marlene Dietrich. Para el hombre correspondería inteligente, y de inmediato se piensa en Sherlock Holmes. Yo, en Tolkien.

Mi otro abuelo liaba sus propios cigarros. Compraba  sus tabacos de varios tipos y hacía sus mezclas personales que  luego ponía -con parsimonia-  a lo largo de ese papel de arroz finísimo, con pequeños pellizcos, para terminar pasando la lengua por el borde para pegarlo y luego gozarlo sin los remordimientos ni temores a que nos han llevado las estadísticas y estudios de salud pública.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Hora de menguar antes de desaparecer

 La casa de mi tía era similar a ésta.

Con la devastación de estos días en Chile, ha terminado una era en mi familia. La última hermana viva de mi papá ha debido liquidar sus enseres que vestían una casa grande y muy antigua y por lo tanto dañada de tal modo por el megaterremoto del Maule en Chile, que  ha debido adecuarse entre gallos y medianoche e irse a vivir a una pequeña casa , de serie, pero firme y moderna.

Su añoso y noble mobiliario no le cabe en su nuevo domicilio y lo ha dejado todo -en la casa que abandona a la acción de la  picota- para que se lo lleve el que pueda o desee, dándonos prioridad a los sobrinos, pues ella jamás se casó y por lo consiguiente no tuvo hijos . Lo que no pueda quedarse con nosotros, se lo llevará el primero que se muestre interesado, ¡y me da una pena! De cuántas cosas son testigos esos  muebles y utensilios Tantas páginas leídas en esos libros de los abuelos -casi todos en francés- de hermosos empastes y excelentes autores.....¡ay! todo se acaba con la vejez de las personas y de las construcciones. El sismo sólo nos lo corrobora.

¿De que le vale al hombre ganar el mundo entero si todo se termina? ¿A qué tanto afán de acumular? Por suerte mi tía hacía años que se iba deshaciendo de a poco de las cosas más valiosas. ....un cuadro por acá; un anillo por allá, una vajilla de porcelana rara y antigua para un matrimonio de alguno de nosotros....unas piezas de artesanía china en marfil.....¡uf! tantos recuerdos.....

Escribiendo esta entrada me acordé de otra en el mismo sentido de una señora alemana que conozco. Después de tener un hogar bien puesto debió dejarlo todo y lo cuento acá*





miércoles, 17 de febrero de 2010

Música del "Correo de Minería"

Con esta entrada me voy a echar un montón de años encima, presumo, porque es pura nostalgia. Los chilenos de muchas generaciones me comprenderán perfectamente, y a los demás espero que les guste esta marcha preciosa.

Oyendo una radio online me topé con la música del noticiario que oía mi abuela, llamado "El Correo de Minería". Estas notas nos indicaban que debíamos callar para que los mayores se informaran a gusto, pero de paso nos dejaron un sentido de pertenencia o de qué sé yo, pues no sé calificarlo.

Se trata de la marcha "The Dam Busters"  de Eric Coates, inglés, que fue el tema principal de la película "Misión de Valientes" ( "The Dam Busters" en su nombre original) filmada en 1955.





domingo, 31 de enero de 2010

Vejestorios con recuerdos


Anoche, al instalar el nuevo y monstruoso televisor de alta resolución que compró mi marido, debí sacar cosas que estorbaban el paso del nuevo miembro tecnológico de la familia, y saqué a la luz casettes viejos y olvidados que da pena tirar por los momentos que alegraron en la familia, y que tantos recuerdos me traen. Quedaron ahí, otro rato, esperando la bajada final del pulgar....pero aún no ocurre....*snif*

Es que yo he criado dos grupos de hijos y estas antiguallas pertenecen a los tres mayores que ya han volado de mi hogar para tomar sus caminos. ¿Cómo deshacerse así no más de la música de Guns &Roses? ¿o de Queen? no todos eran grupos contemporáneos extrictamente con ellos, pero era la música que les gustaba y la oí día tras día por muchos años.

Claro, ya sé que la tienen en sus Ipods, MP3, computadores personales y de mil modos más, pero esas eran las casettes que ellos tocaban, atesoraban y amaban, y con ellos también yo, por ellos.

Entrada inspirada por Winnie




sábado, 21 de noviembre de 2009

Tía Quechita cumple "varios" años




Una hermana de mi madre cumple años hoy. Y van siendo muchos ya.

Habrá una fiesta especial en que le cumplirán uno de sus deseos que es que no quiere flores en su tumba sino disfrutarlas con la vista, el tacto y el olfato, que lo tiene privilegiado.  Cada media hora le irán llegando bouquet tras bouquet de flores que le mandarán de parte de cada uno de la familia. Habrá mariachi, y las bebidas y comidas suficientes para el regimiento de familia  que ha ido viendo crecer a su alrededor. Yo no estaré ahí, vive en Centroamérica, pero le he mandado una carta para unirme a esa celebración de un año más de una vida muy bien vivida y ha habido de todo en ella.

Acá la dejo:

Mi tía más querida:


Ya que estamos de flores "a María" (es el mes de María en Chile, pues, tía), yo quiero decirle en público lo que le he dicho alguna vez en privado. Lo he sentido así desde que tengo uso de razón.


Ud ha sido un referente en la vida de nuestra familia. En parte muy importante porque mi mamá se ha preocupado de trasmitirnos el cariño enorme que le tiene a nosotros, sus sobrinos, y el resto es porque tenía razón al preferirla, porque Ud es una persona MUY especial. Conste que no soy pródiga en grandes elogios.


Desde chica la tía Quechita fue sinónimo de lo lejano, misterioso inclusive, por lo poco que sabíamos de Costa Rica y de sus andanzas, pero siempre lo asociamos a algo agradable, y debo confesar que también era por los regalos suyos que siempre fueron personalizados. Nada de regalos en serie para la sobrinería de edades similares. No, cada una con su regalo especial. Al menos eso siempre lo sentí así, y pienso en mi muñeca Peter Patty que lloraba y que fue la única que recuerdo, pues tampoco eran mis juguetes preferidos, pero esa fue entrañable.


Ud era la que llegaba cámara en mano, cuando nadie en Villa Alegre las tenía, a inmortalizarnos en la viña de la tía Chigüita. O nos tomaba fotos en paseos a Constitución cuidando con esmero que no saliera ningún letrero que dijera "hostería" que en su país de adopción tenía un significado menos inocente que en Chilito.



Y sus perfumes, tía,....talco inglés, perfume de Guerlain.... jazmines, lavanda, rosas.... su maleta llevaba dentro una brisa de cariño perfumado que se quedaba pegado en las telas de nylon que nos traía par que las señoritas Gamarra nos hicieran trajes de fiesta repolludos y exclusivos como el de mi primera comunión. ¡Y los respectivos "cerros" de elegantes y finos santitos conmemorativos!


Ud ha hecho las cosas con dedicación, con detalle, cuidando las cosas pequeñas que hacen la diferencia entre una chapuza y una obra de arte, y aprendí a pintar con Ud en Villa Alegre, en las piezas que ahora son de Juanito. ¿Por qué uno las dos cosas? porque su "reino" ahí, mientras habitó con Mario en ese lugar, era algo diferente, agradable, limpio, ordenado, cálido, acogedor. Daban ganas de imitarla y ahí ,un buen día Ud. sacó un álbum para pintar y comenzó a extender sus verdes, sus rosados, rojos y azules, pero sin salirse de la raya, sin cargarlos demasisdo, terminando antes de pasar a la otra figura....tía no sabe el ejemplo que ha sido para mi.  Cómo será que hasta hoy me parece que lo veo.También en lo de bordar la recuerdo para no hacer nudos, rematar bien, hacerlo lento pero bien hecho...dentro de mis limitaciones.


Mil detalles recuerdo ahora, pero basten esos como ejemplo.


Luego me casé y llegaron mis niños para repetir el ciclo. ¡Cuánta ropa linda les regaló en tiempos muy deprimidos en mi país luego de la experiencia horrible del gobierno de Allende en que no había nada!


No la voy a latear, pero quiero que sepa que junto con el querido tío Manuel han sido una de las cosas lindas que han pasado por nuestras vidas. También mi marido,  que lo ha comprendido así,  los quiere mucho.Creo que en el caso de él se le nota el aprecio que les tiene a ambos.


Que Dios los bendiga junto con sus hijos y toda su descendencia que espero que sea muy larga.


Un abrazo grande
Ale









martes, 17 de noviembre de 2009

Mi madre cocina con vino



Me había negado a la evidencia de que es el vino que mi madre le agrega a sus platos más aceptados lo que los hace tan especiales, y debo decir que TODO lo que ella conina es bienvenido por sus fans, o sea mis hijos, sus hijos y los hijos políticos de dos generaciones ya. Yo me lo saltaba sistemáticamente, no sé bien por qué. Ahora me estoy corrigiendo y usándolo cada vez más para recuperar las décadas perdidas.

Hay platos a los que agrega vino blanco y otros vino tinto, y en ambas variaciones le queda delicioso.

Les dejo, como homenaje a su cocina, una receta clásica, muy sencilla, que puedes hacer y congelar para tener algo a la mano en caso de apuro o falta de tiempo. La encuentras acá*

Como no todos la han podido abrir, la copio aunque me alargue el post.Disfrútenla.

Carne "todo terreno" estilo Tatay

Ingredientes:


  • 1 kilo de carne blanda "de segunda" (sobrecostilla, u otras)
  • 2 cebollas medianas en cuadritos
  • 2 zanahorias ralladas muy finas
  • 1 pimiento morrón partido en trozos grandes
  • 2 cubos de caldo Maggi o similares
  • 1 vaso de vino tinto (muy importante)
  • sal, ajo, orégano
  • 2 cucharadas grandes de aceite de oliva
Optativo: una ramita de apio

  • Olla a presión de preferencia


Preparación:

  1. Sofreír en el aceite ligeramente la carne cortada en cubos pequeños (no molida)
  2. Agregar todas las verduras, el vaso de vino tinto  y los cubos de  caldo
  3. NO agregar agua
  4. Cocinar por una hora a fuego suave si es en olla normal. Si es en olla a presión, una media hora está bien.

Usos:
Es una base para muhas aplicaciones. Si se usa para preparar fideos, y en ese caso, al calentarla (si fuera recalentada) le pone una hoja de laurel y salsa de tomates más una cucharadita de azúcar para bajarle la acidez.

También se la puede espesar con harina morena que se prepara tostándola en una sartén caliente, sin líquido alguno. Cuando está morena, al gusto, se le agrega al jugo y se hace hervir un poco para ligar la preparación.





miércoles, 7 de octubre de 2009

Terrores infantiles


Mi hermano René era un niño plácido, tranquilo y muy observador, pero también de gran fantasía para las cosas que nos asustaban ,que eran pocas, pues mi madre se encargaba de impedir que nos llegaran con historias de aparecidos u otras que nos asustaran. Generalmente eran las empleadas las que se encargaban de su difusión en otra generación de niños aterrorizados. Claro que mi progenitora no podía filtrar todo y en la familia supimos de las historias de Drácula y andábamos todos mirando por arriba del hombro por si acaso ya que es sabido que los vampiros humanos no se reflejan en los espejos.

Pía, mi hermana que tendría unos 5 años y era muy avispada y hablantina "consoló" al aterrado René, 3 años mayor diciéndole:
_"No tenga miedo, Renecito, que los dráculas salen en la pura noche......"

Hasta hoy resuena en nuestros oídos la respuesta del desolado niño:
_¡pero Pííííííííaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!











martes, 29 de septiembre de 2009

Con cada lechuga una alegría

Semblanza de un modesto hombre que veía pasar.


Por mi anterior barrio de la calle Hamburgo, solía pasar un un verdulero en un antiguo carretón tirado por un cuidado y orgulloso caballo negro. Era una aparición sacada de otros tiempos, pues de esto hará unos 15 años solamente, ¡nada en el girar del mundo!

Era tan especial este buen hombre con su estampa y su carromato ágil y decorado con verduras, que se le podía seguir la rutina por la ciudad, por los carriles que a diario recorría, pues lo ví temprano pasando por La Reina, luego por Nuñoa para terminar en Providencia, todas comunas del Gran Santiago de Chile.

Era muy especial, pues si vendía pimentones rojos o mezclados con verdes no iban jamás en una caja, no, iban cuidadosamente amarrados en guirnaldas que bamboleaban atrás de su vehículo con sentido estético y simétrico pues eran como cortinas de esos vegetales sobre ordenadas coliflores, zanahorias, lechugas, betarragas, etc, todo con sus colores que marcaban las estaciones del año: sandías en verano, alcachofas entrando la primavera, naranjas en invierno, y todo el año, pues no son de acá, los alegres plátanos amarillos puestos con amor al lado de las barandas.

Se vestía con ropas atemporales también; destacaba un sombrero andaluz, como los que se usan en el campo chileno, que se sacaba para saludar-- como se ha olvidado hacerlo-- ante el menor asomo de una sonrisa de las que provocaba, de simpatía, de incredulidad, y  a mí, personalmente, de optimismo: ¡me alegraba el día verlo tan feliz en su humilde y esforzado trabajo!

Muchas veces lo vi pasar acompañado por alguna nieta o nieto, tan orgullosos como el abuelo sentados en el pescante; ella con sus trencitas pasadas de moda, limpias y dignas, y el chiquillo muy derecho y bien dispuesto a ayudar haciendo fuerzas o pesando la mercadería. Eran familia y de las buenas. Gente honrada, motivada, contentos y que contentaban.

Con cada lechuga que vendían daban algo intangible y escaso: alegría.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Instrumentos líticos vigentes

Mortero lítico con su "mano" de piedra

Sal de costa* molida al modo tradicional


Estamos celebrando las Fiestas Patrias en Chile. Ayer por la Primera Junta de Gobierno ocurrida en 1810, y hoy le tocó las Glorias del Ejército de Chile con la Parada Militar 2009.

Celebramos con un asado hecho por Felipe en la barbacoa de nuestro patio que ya tenía una atmósfera cálida y serena con una brisita amable que no dejaba sentir frío ni nos hacía llorar con humo en los ojos, aunque debo reconocer que ESE humo les produce a los hombres de mi familia un dolor "muy sabroso" y lo soportan bien, jeje

Para el asado yo colaboro con las salsas y ensaladas, y para seguir la tradición, salamos todo con "sal de costa*", conseguida de la lenta evaporación del agua del mar, rica en yodo y otros micro nutrientes que han redescubierto los supermercados haciendo muy buen negocio. ¡Qué diría mi abuelo que la utilizó toda la vida!

Claro que la sal de costa se debe moler, y desde las profundidades de la prehistoria se hace del mismo modo que lo he hecho yo: en un utensilio LÍTICO. Sí, señoras y señores, lítico, prehistórico total pero plenamente vigente. ¿Alguna duda? ahí lo ven: pura piedra, y es insustituíble hasta hoy.
****
Dedico este post a mi padre ya fallecido y a mi hermana Sole que tanto ama todo lo nuestro desde Costa Rica, donde vive por más de 20 años






miércoles, 16 de septiembre de 2009

Sucedió en el sur. Historias de Marco y Chelita


Sus familias eran muy amigas. Eran jovencísimos y bastante afines ,entre otras cosas porque habían venido a Chile desde la lejana Bélgica, y la patria lejana hermana las personas tanto como compartir la sangre.

Ambos chicos eran muy compinches y --dicen-- el joven estaría enamorado de ella. Puede ser y puede no ser, pero le da un toque muy romántico a la historia, porque Graciela, mi tía a la que llamaban Chelita, estaba comprometida para casarse con Patricio G. y jamás consideró de otro modo que como amigo a Marco de B.

Tocó que por un infortunado desencuentro con una persona, Marco estuvo expuesto a una lluvia de las que se conocen en el invierno en el sur de Chile, con un frío que calaba, y como consecuencia enfermó de bronconeumonía, temido mal por sus altos índices de muerte en tiempos sin penicilina.

Marco se debatió durante varios días luchando por sobrevivir, y quizás lo hubiera conseguido si no hubiera estado totalmente sugestionado por una "lectura de manos" que le hizo poco antes una gitana, diciéndole que moriría el día de su cumpleaños. Efectivamente, el día que cumplía 23, murió, y en los días previos el pobre muchacho gritaba y lloraba diciendo que no quería morir, mientras recordaba el oráculo.

Fue enterrado en el cementerio de San Javier de Loncomilla y ahí reposan sus restos todavía, pero hubo una historia curiosa, pues también su compañera de infancia y juventud murió de una manera inesperada uniendo en la muerte sus historias.

Ella enfermó de tuberculosis galopante y en pocos meses la enfermedad le ganó a sus reservas de vida. Poco antes, el noviecito se había esfumado, espantado por el doctor Koch y su bacilo, mortal en aquella época. Hizo sufrir enormemente a su novia, una niña enamorada. Pato G. tenía razón de ser prudente, pero no de ser cobarde y desaparecer así.

El día del funeral de Chelita -que sólo  vivió 20 años- llevaban su ataúd al sitio que tenían previsto mis abuelos, pero el cajón era más ancho que el espacio para su inhumación. Había que solucionarlo, y mi padre, entonces un adolescente de 14 , fue el encargado de ir por todo el cementerio con una cinta métrica en la mano buscando un nicho disponible donde colocar a su infortunada hermana, y el único que tenía las dimensiones necesarias estaba exactamente sobre la tumba de Marco, su querido amigo recientemente enterrado.



viernes, 7 de agosto de 2009

Ha muerto mi gata Pinta


Llegó a nuestra familia el año 2004, en invierno, haciendo oír su vozarrón desde el tejado del vecino. Era vieja, tenía heridas, estaba mojada, abandonada y hambrienta. Si tenía parásitos, prefiero haberlo ignorado entonces y seguir "inocente" hasta ayer, día de su muerte.

Se fue apagando lentamente, en pocos días. Sencillamente dejó de comer y perdía fuerzas a ojos vista, hasta que se metió en su camita y no quiso saber más de lo que la rodeaba. Pienso que se murió a mi lado pues en un momento que la fuimos a ver y la toqué, tuvo como un espasmo, y ya no se movió más, No se notaba que respirara....

Hoy la enterramos. Mi hijo Felipe hizo un hoyo profundo al fondo del jardín y la colocamos ahí, en la misma cama que usaba. Yo pensé tirarla a la basura, pero el chico se opuso y el mismo cavó donde quedará el animalito y aunque no me fascina tener eso ahí mientras se degrada, me siento en paz de pensar que ella tuvo suerte al encontrarnos, y nos dio alegrías al acariciarle el pelo suave de tres colores, reírnos de su voz tan particular, y de los diálogos con ella. _"¡Pintita!"_ le decíamos, e invariablemente se oía su potente maullido así se la nombrara 10 veces.

Los otros dos gatos, que cuando llegó teníamos, no la aceptaron del todo nunca, y de hecho, la Negrita --también recogida-- le pegaba uno bofetines en donde la pillara, por lo que debimos ponerle su camita en la puerta de entrada (!) para crear dos zonas de dominio gatuno.







jueves, 6 de agosto de 2009

Vida en el campo. Carrizal del Maule


Comienzo una nueva serie de historias mínimas y anécdotas de mi infancia vividas en un lugar cerca de San Javier de Loncomilla, Chile, llamado Carrizal del Maule (Latitud: 35° 42' 0 S, Longitud: 71° 54' 0 W). bajo la sombra del cerro Gupo. Ahí pasé mis primeros años de vida hasta que debí entrar al colegio.

Casa de Carrizal

Nuestra casa de campo era grande, antigua, y con las incomodidades de tener una distribución de corredores hacia el jardín, por el frente y por detrás hacia el patio plantado con olivos, con sus hojas plateadas temblando por el viento, sin contar la huerta y el gallinero que era un mundo por descubrir a mis cinco años, que es la edad de mis primeros recuerdos firmes. Algo he contado acá* en una entrada que casi nadie ha conocido por ser de las primeras en este sitio.

Todas las habitaciones estaban articuladas y conectadas a estos corredores de anchos aleros, muy útiles para trabajar bajo techo cuando el aguacero se dejaba caer, y para descansar a la sombra del verano en el rulo. Salvo cuando alguna innovación cambiaba ese esquema, las casas de campo del Valle Central eran así. Herencia de España, claramente.

Del gallinero se pasaba a la huerta, ambas cosas indispensables cuando se vive lejos de los centros urbanos. En lugares así no había almacén que sirviera cuando se cortaban los caminos o se necesitaba cocinar variado y sano. También teníamos un molino de granos, pesebrera, corral de ganado menor, huerto con frutales y un camino con eucaliptos olorosos y de suaves sonidos. Todo lleno de pitidos de picaflores en la época de las flores.

La laguna del poleo

Entre la huerta y el gallinero había unas vegas que mantenían un laguito --otros dirían charco-- donde se criaban los patos y que en el verano se cubría de poleo, esa hierba fragante, verde y de hojas pequeñas que aromaba todo el lugar. Todavía lo recuerdo, pegado a mi nariz, como uno de los olores de mi infancia.

Mis hermanos con sus amiguitos hacían unas embarcaciones con las gamelas, especie de cajones donde se cosechaba la uva para la vendimia, y aunque flotaban sobre el barro líquido, ellos se sentían de lo más marineros. Pasaban horas ahí. No sé por qué, pero no recuerdo que haya habido zancudos que nos picaran. Pulgas, sí, en abundancia, con tantos animales dando vueltas por ahí.



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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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