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jueves, 30 de septiembre de 2010

Tiempo de vals, un,dos, tres,1,2,3


Escucho mucha música selecta y clásica, sobre todo en el auto. Hoy me tocó oir el vals de la ópera Fausto y se me ocurrió postear sobre el encanto que tiene este ritmo en las variaciones que sea: vienés, peruano, operístico.... Como también me encantan las marchas y están tan emparentadas con los valses, he pensado en la relación que puedan tener para mí, y creo que es porque ambos son ritmos de cosas vitales, algo que no tiene el rock con sus efectos que buscan la adrenalina más que los sentimientos.

El vals es como el ritmo de la cuna, o de unos brazos acunando; es un ritmo calmante que invita a valsear, valga la redundancia. También, sobre todo en su versión vienesa, tiene elegancia, fuerza, brillo....

Las marchas son el ritmo del caminante, y sean marciales, o solemnes, nos incitan a avanzar, y eso siempre es algo deseable, positivo y vaya que necesitamos estímulos de este tipo.




12 comentarios:

Gabriela dijo...

El waltz vienés evolucionó y en el Perú se llamó valse... lindo ritmo.

Juan Ignacio dijo...

Vaya qué cultura en la radio del auto. Ojalá todos escucharan esas cosas, quizás hasta mejoraría el tránsito.

AleMamá dijo...

Gaby, los valsecitos peruanos son preciosos, y en el norte de Chile los bailan con un meneíto de cabeza muy especial.
Besos

AleMamá dijo...

Juan Ignacio, es la música que me calma y acaricia por dentro. Me encanta, pero no desprecio otras expresiones musicales, ¡de ningún modo!

Saludos

Winnie dijo...

Ambos ritmos también me gustan mucho a mi. El vals acaricia el alma y la marcha la pone en movimiento..Bravo por ellos. besos Ale y feliz viernes

maria jesus dijo...

Me encantan los dos. Aca se abre el baile en las bodas con un vals, que bailan los novios, en general, casi ninguno sabe bailarlo bien

Fernando dijo...

No entiendo mucho de música, Alemamá, pero sin duda el vals es fácil de disfrutar. En Madrid, en enero, se hace un concierto imitando al de Viena de Año Nuevo, ya sabes, la Marcha Radetzky y similares, a veces voy y tiene mucho encanto, aunque -insisto- no comprenda muy bien el ritmo de valses y polkas.

Siempre olvido preguntarte: ¿llegaste a ir a la reinauguración del Teatro de Ópera de Santiago, tras las obras del terremoto, como dijiste en un post?

AleMamá dijo...

Fernado, sí, y ya es la segunda ópera a que he ido con mi abono. Ayer fue Rigoletto, ¡maravillosa puesta en escena!, tal como me gusta, conservando el aire de la época en que se sitúa la acción, no como Macbeth -la anterior- que era de un modernismo hasta vulgar. Detestable, aunque bien cantada, pero la ópera es un todo.
Saludos, amigo

AleMamá dijo...

Mª Jesús, sí, acá también el baile de las fiestas de matrimonio se abren con un vals y casi nadie lo baila bien, y las novias se pisan la cola y los novios tiesos de pánico escénico y todo, jeje

AleMamá dijo...

Winnie, coincidimos otra vez, ¡qué bueno! hay quienes los detestan....

:((((((

Marta Salazar dijo...

conoces el vals Antofagasta? es mu lindo y no tiene nada que desear de los vieneses!

look o debiera decir ear!

http://www.youtube.com/watch?v=9rM1e-iWGQA&feature=related

:)

Marta Salazar dijo...

ah! encontré una versión más hollywoodense:

http://www.laprensacolombiana.com/musica/video/eCnRa_CXx20/Antofagasta_Dormida.html

muy buena!

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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