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miércoles, 3 de agosto de 2011

Niños de antes criados entre armas, microbios y otros peligros

Así lucian las balas, sólo que no tan doradas

Cyrano, del blog Columna 17, es el inspirador de esta entrada al comentar en la anterios lo siguiente:
"Somos sobrevivientes de una época que se nos vacunaba al natural", y tiene razón, porque recuerdo perfectamente que no sólo jugábamos con los soldaditos de plomo de los abuelos, sino que en casa del tata Oli, mi abuelo materno, había armas por todos lados: fusiles, pistolas, escopetas varias y la suya, mandada a hacer a su pinta a Saint-Étienne, Francia. 

Cuando digo por todos lados es "por todos lados", pues podían estar detrás de la puerta o arriba de una silla, y los nietos jugábamos con unos grupos de balas que se envasaban en una especie de riel, parecido al que muestro en la ilustración. Claro que con ellas hacíamos casitas, caminos, cercas y muchas otras cosas así de inocentes.

Mi abuelo fue campeón nacional de tiro. Era impresionante el viejo.

También andaban al alcance de cualquiera unos tarros de pólvora que tenía ese mismo personaje no sé con qué fin, pero hay un célebre cuento de que cuando yo apenas sabía caminar salí con uno de esos envases a una galería donde estaba encendido un tremendo brasero. Dicen que el Tata pegó un salto impresionante y salió conmigo y mi cargamento lejos del calor. De eso yo no me acuerdo; así me lo han contado.

Por último, para seguir la conversación con Cyrano, puedo decirles que nuestros padres y abuelos eran partidadrios de conseguir inmunidad natural al dejarnos jugar, recoger cosas e inclusive comer del suelo. Oli decía: que tomen "terramicina" o "poco veneno no mata", y se acabó. Era verdad, parece: 23 de sus 24 nietos estamos vivos, falta una primita que murió de recién nacida.



11 comentarios:

Gabriela dijo...

Lo que te decía en el post anterior: una generación con más anticuerpos.

Jorge S. King dijo...

Yo fui a pescar por primera vez cuando tenía unos cuatro años, me caí en una zanja que era puro barro, me devolvieron a mi madre cubierto de mugre, y me lavaron con una manguera.

Más adelante, me llevaron a cazar cuando sólo tenía nueve años. Tenía consignas bien claras de como usar el arma desde arriba del caballo, entre las que estaba que el arma no debía ensuciarse nunca, no debía caerse al suelo.

En mi primera incursión maté un ciervo de los pantanos, que le dicen. Son bajos de patas cortas y el pelambre es pardo amarillo.
El disparo fue desde la montura, el caballo ya acostumbrado, ni se movió, pero el Winchester me sacó volando de la montura. Caí de espalda con los brazos extendidos sosteniendo el arma, que no tocó el piso. Aún me duele el lomo cuando me acuerdo.

La caza y la pesca la he seguido practicando hasta hace poco. Desde hace unos años no mato más, me volví conservador, protector de la naturaleza. A la pesca la dejé desde que tomamos conciencia del peligro de la contaminación en nuestro Río Dulce.

Todos los años, gracias a Dios viajo a algún campo con montes, me gusta andar en ellos, dormir en el piso y sentir la naturaleza, y aprendí a vivir en ella.

Muchos de los de mi generación, mis hermanos y primos se han criado igual. A Internet la conocimos de grande, nunca hemos sido caja boba (tv) dependientes, no nos han tinelizado, ni se nos ha dado por algún vicio. Gracias a Dios todos trabajamos, aprendimos y aprendemos a enfrentar la vida.

Me da la impresión que hemos sido y somos más duros que los chicos de ahora. ¿sera?..... epa!, me salió un post.

Saludos Santiagueños.

AleMamá dijo...

Jorge, que lindos recuerdos. Yo también salía a cazar con mi papá, pero se enojaba tanto cuando le iba mal, que terminábamos siendo el perro o nosotros los culpables, y ya no quise más. Tranquila, mejor.

Gracias por dejar tu post acá :)

Winnie dijo...

Mira que hay cantidad de cosas por hacer...Nunca he ido de caza, no se ha dado la ocasión...pero creo que cierta penita sí me daría... Un beso

Marta Salazar dijo...

no sé... yo no le tengo miedo a las armas... pero un nino enojado... puede hacer muchas cosas.

entre mis amigos alemanes, hay muchos cazadores, hijos, nietos, bisnietos a tataranietos de cazadores... y, entre estas familias siempre hay más de uno que murió de un tiro que no debería haber salido...

yo no sé si en todos los casos, lo supieron las autoridades (ya que son generalmente nobles y nadie se les metía al castillo), pero creo que tienen un trauma -justificado- con este tema.

Asimismo, en los grupos de tiradores, hemos tenido tantos ninos locos (y también adultos e incluso abuelos) que han tomado una escopeta y han disparado a todos en una acción tipo school shooting u hospital shooting (protagonizado por una abogado de 40) u bien tribunal shooting (este fue un abuelo bávaro).

En suma, yo sí creo que es mejor guardar las armas muy bien guardadas...

Un abrazo!

Edit dijo...

Entiendo tu intención al hablar de que la crianza en nuestra niñez era mas sana y libre.
Hoy los niños no se divierten ni juegan con cosas tan simples como lo hacíamos nosotros.
Hoy buscan los sofisticado, quieren tener lo de última generación. Ellos viven en nuestro mundo, el que le forjamos.
Si bien antes no se nos hubiera ocurrido tocar el arma del nono, o las herramientas, sin su permiso y su guía, hoy los niños desconocen el concepto de "pedir permiso" y esperar la autorización.
Por eso es tan importante estar muy atentos y tratar de inculcar el respeto por la intimidad y el respeto de las cosas de los demás.
Me hiciste hablar mucho amiga.
Perdón. TE dejo mi cariño.

Fernando dijo...

Imagínate en España, Alemamá, que los niños no sólo jugaban a las guerras, sino que vivieron una en directo, la civil, que acabó en 1939. Mis padres eran muy niños cuando acabó, pero vivieron toda su juventud entre solares bombardeados y restos de bombas. Pese a ello, creo que fueron una generación bastante feliz.

Alemamá, me voy unos días de vacaciones. Sigue escrbiendo tan bien, que a la vuelta te leeré.

Hasta pronto.

Cyrano dijo...

Gracias Alemama por la mencion.
Sera por ese tipo de vacunas, que tenemos cuerda para rato,si es que Taita Dios lo permite

ojo humano dijo...

Sobrevivir a tanto bicho es un milagro de Dios y una gracia de la naturaleza.
Agradecida...

AleMamá dijo...

Enteindo el estupor de mis amigos blogueros al saber de las armas al alcance de cualquiera en esa casa, es que ellos eran así, todo al lote, desordenado y espontáneo, pero siempre supe "que las armas las carga el diablo", y de hecho, a una prima de mi madre le metieron un tiro en un hombro que pudo tener terribles consecuencias, pero sólo le atravesó partes blandas y no pasó mayores problemas que ser modelo de lo que no hay que hacer.

Con lo que uno sabe ahora y con lo que piensa, jamás dejaría esas cosas al alcance de los niños ni de los trabajadores ni de las empleadas ni de nadie, pero.... ¡era así mis tatas!

MARTINA dijo...

ALE: NOSOTROS SOMOS GRAN PARTE DE LO QUE HEREDAMOS DE NUESTROS ABUELOS ... A EL TMB LE GUSTABA LA CAZA ... SALIA AÑOS ATRAS POR LOS DESCAMPADOS QUE HABIAN EN CON-CON , Y LA PESCA ... AHORA SERIA IMPOSIBLE ... TODO CONSTRUIDO.
INCLUSO EN LA BAJADA AL SECTOR DE LA BOCA HABÍAN RANITAS, Y EN LA POZA DEL CURA ME ACUERDO DE HABER IDO A BUSCAR LOCOS ( CONCHOLEPAS, CONCHOLEPAS)

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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