Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



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jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Comunicar peleando?


Es indispensable comunicarse. Somos una especie social, y además mantenemos el contacto con la familia de origen para siempre. Es lo ideal, lo esperable, lo deseado. Muchas veces entre generaciones, esta anhelada buena onda no se da fluidamente, no por mala voluntad explícita, generalmente, pero ahí está la gran roca de la incomunicación, de los silencios que se pudren dentro y terminan en malos modos, agobios y otras cosas indeseables......y más silencios..... de esos que portan veneno, que emponzoñan la sana convivencia por no decir lo que pasa, lo que se siente, lo que se espera del otro.

También a mi me pasa. En mi familia, como en todas, pasan cosas así, y hay un punto en que si no se ha hablado oportunamente, se termina dicendo las verdades  -o lo que creemos que son verdades- en medio de una discusión que, como quieras que lo tomes, al fin y al cabo es comunicación. Hay un expresar lo de dentro, y eso es bueno, algo es algo.

Anoche hemos tenido un round con mi retoño menor en que sacamos bastantes cosas de esas. Las estoy procesando pues el chico tiene razón en varios puntos. Supongo que también yo he podido decir mi sentir y pensar que me debe haber escuchado desde el instante en que sacó de mi nariz  el insolente dedo acusador -parece que lo veo delante de mis ojos- para darme un abrazo. Sí, no es fácil este tema cuando tienes 40 años de diferencia en un mundo que cambia por completo cada diez, pero creo que, como dijo en Chile Juan Pablo II:  "el amor es más fuerte".






Algo de mí

Mi foto
Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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