Fuiste el favorito, el próximo, el cómplice, el similar; nos comprendíamos.....eso sentía yo, ¿tú?...ya no lo sé.
Inteligente, brillante, independiente, simpático: ¡una promesa! ¡cuánta ilusión! Sigues siendo todo eso, pero para otros. Para tí ya no contamos. Hoy debemos recibir tus retazos cuando el capricho o el deber te lo señalan.
La vida es larga, la gente cambia; el sufrimiento y la edad abren los ojos y ponen las cosas en la perspectiva correcta: yo te espero.
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