Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



domingo, 30 de abril de 2006

La edad se impuso por invitación


Una vez más llegó el verano y su padre decretó que ese año también la familia iría de campamento a la cordillera pues estaba más al alcance de los medios económicos, la vida natural era más saludable y por sobretodo se compartiría con los primos y el familión en un ambiente grato en que cada uno aportaría lo suyo.

La niña acató sin mayores consideraciones el panorama decidido y, salvo no estar con sus amigas del colegio y vecindario, todo en orden. Salió de camping dispuesta a gozar lo que tenía y ya. Era niña y así se sentía.

Pero no contó con que ese año habría allí más personas que otros veranos, y diferentes. Nunca había notado hasta ahí la presencia de unos chicos jóvenes -hombres y mujeres- un poco mayores que ella que, cada atardecer, tomaban la guitarra y hacían un fuego que se agradecía en las frías noches de la precordillera aunque de día el sol pegara fuerte. Los de su grupo simplemente se acostaban y oían las canciones de moda algo desentonadas algunas veces, y siempre lejanas, si el viento no las acercaba a sus tiendas.

Un día las invitaron junto a sus primos de edades similares a participar de la fogata a la que se acercó con la timidez del animalito que teme el fuego sintiéndose fuera de su sitio pero contenta de ser considerada para compartir con ellos.

No cantó, aunque era una de sus gustos corrientes y lo hacía bien: sólo observó ¡y se observó! : Por el simple motivo de haber sido incluída por los mayores en su diversión comprendió que ya no era la niñita que llegó de vacaciones: a partir de esa fogata tomó conciencia de ser una mujercita que valía por si misma.


3 comentarios:

almena dijo...

Es uno de los instantes importantes en la vida. Ése en el que "caes en la cuenta" de que has traspasado la frontera de la adolescencia...

Un beso

Salvatiere dijo...

Momentos, momentos momentos, que se nos hacen vida, fotografias que se impregnan en la mente, y luego, escribimos................

Anónimo dijo...

No, Agustín, a mí me pasa al "verrés" escribo, y luego ¡pero mucho después! busco la imagen que me apoye el texto nada más que por estética, pues creo que si las palabras no se describen solas, cojean....es muy raro que haga lo que tu dices, pero también vale, ¿por qué no? claro que el texto debiera soportar la ceguera del que lo escuchara solamente.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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