Alguna vez, escribí ésto: Como las cosas han cambiado, creí oportuno reciclarlo
:)
Cuando mi hijo mayor nació, me regalaron el típico álbum para poner cada mínimo adelanto con sus "gracias" que yo iba anotando con dedicación y primorosamente.
En un lugar muy destacado estaba este poema de Gabriela Mistral, chilena, premio Nobel de literatura 1945, que me caló hasta los tuétanos del espíritu. Quién no ha sido madre no lo puede captar quizás, y no hablo de biología, sino de MATERNIDAD eso que no se transfiere por inefable.Apegado a Mí
Velloncito de mi carne,
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!
La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!
Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!
Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!
Hoy adulto, poco sabe de estos sentimientos. Es hombre y no ha puesto aún lo mejor de sí como semilla de futuro en otro ser de su sangre. Quizás algún día lo entienda. Yo, esperaré lo necesario.
Bueno, el ciclo de la vida no se detiene y hoy, con su esposa Mariana, esperan ese anhelado nieto/a que le está haciendo ver las cosas desde el otro lado de la zanja.
10 comentarios:
Que bello poema de verdad que hace llegar a lo más profundo, felicitaciones por esa nueva semillita, ellos ahora verán que la vida es diferente
Un gran abrazo amiga
Un poema precioso, amiga. Felicidades a los papás y a la orgullosa abuela.
Hermoso poema, yo tengo dos pequeñines y se me erizo la piel de leerlo
lamentablemente, uno no se percata de las cosas hasta que las vive. y digo lamentable, pues sobre aquellas experiencias de las que podemos ser advertidos nos arrepentimos de no haber escuchado.
aquellas hermosas vivencias hay que esperarlas con alegría.
saludos, te leo.
me acorde de un verso que le resitaba siempre a mi mamá...
"soy chiquitita, como una pepita de ají, pero tengo el corazón grande, para quererte a tí"
jajjaja
aun no soy madre...asi q solo puedo ver todo desde lo que soy "hija"
Qué bonito poema.
Y qué bonito poder ver pasar el tiempo por nuestros hijos.
Las olas generacionales son las mejores olas...siempre se renuevan orillando el tiempo..precioso recuerdo.
Gabriela Mistral en esa ternura suya es todo un prodigio si miramos su historia y un misterio para los historiadores literarios...(qué triste sería que fuese cierto que fue vetada su maternidad y su femeneidad por el orden social de su época)...pero que más da, si está ahí su ternura e intensidad en cada linea y respiro...y pone palabras al amor más tierno del mundo...felicidades de nuevo por el crecimiento de la familia y del cariño
un beso a la niña del peral :)
Ale, querida hermana: me encantó tu último post, ya lo sabíamos pero a veces El nos permite comprobarlo ;): El Amor tiene la última palabra. Te deseo la Pascua que Jesús necesite en vos para hacerte crecer en santidad. Un abrazo.
Gracias, Marina, tanto tiempo sin pasar por acá. Siempre eres muy bienvenida. Lo mismo te deseo :)
Yo conozco ese texto ;)
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