Postearé menos en agosto

Mi madre, ahora bisabuela, con Arturo, el hijo de mi sobrina.

Hace ya algunos meses que he notado que sin proponérmelo he llegado a postear 14 veces por mes. Es bastante. Uno cree que se agotará la fuente de los temas, pero increíblemente, no es tan así, aunque hay momentos de desánimo o de dificultad para postear, logicamente.

En mi caso actual, la razón ha sido que, inesperadamente se ha enfermado mi madre. Una hora después de que se sintiera mal, debió ser trasladada en ambulancia a una clínica cercana. Llegó ahogándose con diagnostico de edema pulmonar agudo, sin que se sepan las causas. Hay sospechas de todo, pero lo único que va quedando es pensar en infección por un virus inespecífico o por problemas medicamentosos por un cambio de ellos que acababa de tener.

Llegó "muriéndose a la clínica" -en palabras del médico-, pero luego de estabilizarle la función respiratoria, ya se encuentra mucho mejor, gracias a Dios. Ahora habrá que ver si todos los procedimientos y pinchazos que ha sufrido han valido la pena.

Lo que sí sé es que como ensayo general del fin inevitable en toda vida, tanto ella como yo hemos jugado un papel bastante digno. No he perdido los estribos ante la emergencia -por suerte estaban mi esposo y mi hermana- y mi madre ha cooperado sin ponerse histérica pese al horror que le produce el sufrimiento físico y la incógnita de la muerte. A ambas nos ha ayudado el hecho de que -como católicas que somos- tuviéramos las "cuentas al día", confesadas, comulgadas y que ella, poco después de llegar, recibió la unción de los enfermos en forma consciente, moviendo los labios para responder a las palabras de la liturgia mientras el sacerdote le administraba el sacramento. Es un gran consuelo.