He recomenzado a caminar la media hora diaria que tengo prescrita -mientras pueda mover mi esqueleto- con mucho desgano, por lo que decidí pasar a buscar a mi amiga Sandra, de similar tonelaje y flojera para el ejercicio que yo, así nos sería más fácil a ambas. Claro que no contaba con el recorrido que haríamos, pues pasamos cerca de la chocolatería Leonidas, con sus chocolates belgas que nos hacían el ojo, con su café exquisito y todo en un local de lujo y nosotras con la curiosidad de saber el precio de los bombones que necesito para un encuentro con la futura familia política de mi hija Tere, y entramos...... las encargadas eran muy amables....¿y qué creen? Exacto, nos regalaron un bombón a cada una y en él debimos haber consumido todo el azúcar, grasa y otros venenos por el estilo que queremos eliminar. Mañana deberemos caminar una hora y alejarnos de la calle principal. ¡Ay! *suspiro*

9 comentarios:
Una vez al año no hace daño. Mientras no lo hagan todos los días así no creo que haya problema.
;)
Para algunos, es muy difícil no caer en esas tentaciones, pero no es no.
Ya he aprendido a mirar los zapatos, mirar la hora, contar hasta 25, y otras técnicas improvisadas para no tentarme con esas delicias.
Éxitos AleMamá, saludos santiagueños.
Cuidado con los bombones, que, como las armas, los carga el diablo. Además, un segundo en el paladar y toda la vida en las caderas (esta frase la dice mi madre mientras se da palmadas en la cadera)
jajaja Ale así es que no se puede.....deberían estar prohibidas las bombonerias en los recorridos de footing..jaja Un besote muy dulce para ti (que estos no engordan)
Ay, Alemamá, no digas "mientras pueda mover mi esqueleto", parece que tuvieras 85 años.
Te comprendo muy bien. Uno puede controlar muchos instintos, pero la gula es muy difícil. Sales de casa, te propones no tomar nada hasta la vuelta, y es fácil caer en una tentación como la que tú describes con tanta gracia.
Al menos ¿te convencieron para el regalo?
Me causo mucha risa tu post. Si que nos cuesta eso de caminar, también estoy por retomar mis caminatas y no es fácil controlar el peso con tanta cosas ricas que se atraviesan. jeje
Buenísimo el cuento, y seguro que también estaban buenísimos los bombones.
ja ja ja
No se puede bajar la guardia nunca
Genial relato, gracias¡
jeje, mucho ánimo!!!
Un abrazo
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