¿Eres madre? algún día serás SUEGRA, otro modo de serlo. He aquí mis reflexiones:
En la familia uno puede ejercer múltiples papeles, pero creo que lejos, por su mala fama, por las espectativas propias y ajenas, el de suegra es el más complicado de todos.
El detestado personaje de las caricaturas populares es lo más opuesto a los que las tranformadas en monstruos por la imaginería general piensan de ellas mismas --de nosotras-- pues el tener buena relación con los hijos de sangre o políticos es de la mayor importancia, pues todas deseamos la mayor felicidad y armonía para los hijos casados y una suave relación con sus esposos/as es primordial.
Hasta ahí estamos claros, pero ¿cómo lograrlo? pues si la suegra se equivoca en sus modos, oportunidad, u otras variables, por un lado a los involucrados les costará hacerlo ver de un modo constructivo, pues seguramente esa involuntaria intromisión o diferencia de punto de vista habrá hecho que haya algún roce entre ellos que redundará en rencor hacia el personaje que en su intelecto ha tenido un papel en el problema sin que nadie le haya dado cartas en el asunto, y ¿quién puede corregirse si no se lo hacen ver? además el señalar el error debe ir unido a un delicado tacto, pues todos tenemos nuestras susceptibilidades y talones de Aquiles, y mientras mas tino se ponga, mejor será la recepción y solución del impasse, porque el cariño y buena voluntad lo doy por descontado. Igual cosa hacia el otro lado; si la detestable señora debe decir algo a los hijos casados, debe hacerlo con la mayor delicadeza, sin imponer sus ideas, cosa que también es un problema, pues no sé por qué lo que se diga en este sentido, con la mejor intención, se suele tomar como un intento de golpe de estado o autoritarismo.
Cuando se van acumulando estas inevitables diferencias de puntos de vista, comienza el problema, pues o se comienza a ver con malos ojos lo que sea que venga de la contraparte o se opta por no meterse o andar pisando huevos, que hacen una relación que debiera ser fluída --porque todos los actores se debieran amar y comprender, en teoría al menos, pues desean lo mismo para el bien de los otros-- en algo tieso, distante, poco natural, lo que es muy lamentable. Donde se esperó tener un hijo/a y una madre respectivamente, hay una relación recelosa, tímida o hipócrita muchas veces, cosa que nadie desea.
Por otro lado, el no meterse, por malas experiencias anteriores, hace parecer a los hijos casados o suegros como desinteresados, poco cariñosos y lejanos, cosa que en principio nadie deseó ni debiera ser así. Las redes familiares, en estos tiempos de soledad individual llevada al paroxismo, son, para los que las tenemos, un tesoro que es preciso defender de todas la tormentas.
En una entrada anterior mía sobre el papel de la dueña de casa, hablaba de la soledad social a que lleva el que estemos en extinción, y PON, una amiga del blog, me comentaba que cuando su hija tenía fiebre recurría a su madre. De no tener el padre de la niña una SUEGRA generosa, ¿cómo harían?
En fin, son pensamientos que me rondan, pues soy de las personas que cuando sienten el rechazo, la crítica, el desamor, me meto en mi concha protectora y para salir, si es que salgo, necesito que pase mucha agua bajo el puente. Me ha pasado con las amistades, lazos de muchos tipos que uno ha creado en la vida; no quisiera que me pasara con mis familiares.
¿Alguien tiene una teoría? ¿Podrían contarme de su experiencia? ¿Darme un consejo? Deseo ser la mejor suegra de mis dos queridos hijos políticos y de los que , con el favor de Dios, vengan.
En la familia uno puede ejercer múltiples papeles, pero creo que lejos, por su mala fama, por las espectativas propias y ajenas, el de suegra es el más complicado de todos.
El detestado personaje de las caricaturas populares es lo más opuesto a los que las tranformadas en monstruos por la imaginería general piensan de ellas mismas --de nosotras-- pues el tener buena relación con los hijos de sangre o políticos es de la mayor importancia, pues todas deseamos la mayor felicidad y armonía para los hijos casados y una suave relación con sus esposos/as es primordial.
Hasta ahí estamos claros, pero ¿cómo lograrlo? pues si la suegra se equivoca en sus modos, oportunidad, u otras variables, por un lado a los involucrados les costará hacerlo ver de un modo constructivo, pues seguramente esa involuntaria intromisión o diferencia de punto de vista habrá hecho que haya algún roce entre ellos que redundará en rencor hacia el personaje que en su intelecto ha tenido un papel en el problema sin que nadie le haya dado cartas en el asunto, y ¿quién puede corregirse si no se lo hacen ver? además el señalar el error debe ir unido a un delicado tacto, pues todos tenemos nuestras susceptibilidades y talones de Aquiles, y mientras mas tino se ponga, mejor será la recepción y solución del impasse, porque el cariño y buena voluntad lo doy por descontado. Igual cosa hacia el otro lado; si la detestable señora debe decir algo a los hijos casados, debe hacerlo con la mayor delicadeza, sin imponer sus ideas, cosa que también es un problema, pues no sé por qué lo que se diga en este sentido, con la mejor intención, se suele tomar como un intento de golpe de estado o autoritarismo.
Cuando se van acumulando estas inevitables diferencias de puntos de vista, comienza el problema, pues o se comienza a ver con malos ojos lo que sea que venga de la contraparte o se opta por no meterse o andar pisando huevos, que hacen una relación que debiera ser fluída --porque todos los actores se debieran amar y comprender, en teoría al menos, pues desean lo mismo para el bien de los otros-- en algo tieso, distante, poco natural, lo que es muy lamentable. Donde se esperó tener un hijo/a y una madre respectivamente, hay una relación recelosa, tímida o hipócrita muchas veces, cosa que nadie desea.
Por otro lado, el no meterse, por malas experiencias anteriores, hace parecer a los hijos casados o suegros como desinteresados, poco cariñosos y lejanos, cosa que en principio nadie deseó ni debiera ser así. Las redes familiares, en estos tiempos de soledad individual llevada al paroxismo, son, para los que las tenemos, un tesoro que es preciso defender de todas la tormentas.
En una entrada anterior mía sobre el papel de la dueña de casa, hablaba de la soledad social a que lleva el que estemos en extinción, y PON, una amiga del blog, me comentaba que cuando su hija tenía fiebre recurría a su madre. De no tener el padre de la niña una SUEGRA generosa, ¿cómo harían?
En fin, son pensamientos que me rondan, pues soy de las personas que cuando sienten el rechazo, la crítica, el desamor, me meto en mi concha protectora y para salir, si es que salgo, necesito que pase mucha agua bajo el puente. Me ha pasado con las amistades, lazos de muchos tipos que uno ha creado en la vida; no quisiera que me pasara con mis familiares.
¿Alguien tiene una teoría? ¿Podrían contarme de su experiencia? ¿Darme un consejo? Deseo ser la mejor suegra de mis dos queridos hijos políticos y de los que , con el favor de Dios, vengan.