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viernes, 24 de agosto de 2007

Aprender a leer

¡Leer! el gran anhelo que tenía en el campo, cuando era tan pequeña que no iba aún al colegio, y una habilidad más deseada en los largos días de invierno, sin otros juguetes que la imaginación y unas manos ineptas para dibujar lo que deseábamos.

Muchas veces los caminos estaban tan malos que no se podía ni ir al negocio multipropósito de Las Cuatro Esquinas en Carrizal del Maule y comprar lápices de colores o sólo de grafito, cuando los sacapuntas hacían su faena maravillosamente, pero dejándonos con un trozo inutilizable y una frustración tremenda.

Yo escribía las letras mayúsculas que veía en los impresos que caían en mis manos y hacía grupos de letras y partía a preguntar a los mayores qué decía ahí, y nunca era nada legible hasta el mágico día en que logré, por azar, escribir el nombre de mi niñera: ANA. Aún tengo el gusto a flor de piel de aquel gozo inefable y por ello, inolvidable.

Mi madre, pronto se cansó de la insistencia de su primogénita y compró el maravilloso Silabario Hispano-Americano, de don Adrián Dufflocq Galdames, que si está muerto, como presumo, le deseo la más santa paz en el cielo por tantos beneficios como ha procurado con su método de lectura.

Desde ese día de verano, cuando recién había cumplido los cinco años, pasó sólo el verano y yo ya leía de corrido todos los libros que me topaba, dando más de un sobresalto a mis viejos por sus contenidos inadecuados a veces. Ahora me pregunto dos cosas: ¿por qué los tendrían a la mano si no eran convenientes? y por otro lado, ¿por qué me impedían leer algunos tan lindos como Heidi nada más que porque decía en las tapas que se recomendaba apartir de X edad? si no era para mí, ya lo dejaría yo; en fin, era su criterio de lo que me convenía que todo buen padre debe ejercer aunque los retoños abominen de ello en alguna etapa de la vida. Yo sólo me hago preguntas.

Me cambió la vida. No sabía escribir con letra ligada, pero con mayúculas enormes escribía cartas, cuentos, copias, y mil usos en juegos de doctores, comerciantes, profesores, etc.

Tan bella experiencia para mí hizo que lo tuviera tan presente, que cuando mi vástago mayor empezó con los mismos síntomas, yo ya había estudiado cómo enseñarle a comprender lo leído, a no tener sonsonete y que leyera de corrido, a hacerlo practicar con otro tipos de letras, etc, todas cosas que hay que tener en cuenta con ese método deductivo que usa ese silabario.

Aún guardo los textos de algunos de ellos, con las fechas de cada lección, pues a todos les enseñé a los cuatro años --si lo pedían, obvio-- salvo a Pablo, que se aburría, así es que lo dejamos para el colegio y en paz.

Algunas anécdotas :

Era divertido ver a Tere decirme con el silabario bajo el brazo y la mamadera en la otra mano: "Mamá, me voy a estudiar", y se sentaba arriba de una cama, con las piernas cruzadas chupando su mamila y leyendo su lección. Ha seguido así hasta ahora, estudiosa e interesada por las letras a pesar de estudiar ingeniería civil.

Bernardo leía con una pierna en cada sillón del living y cabeza abajo, con el silabario, libro o lo que cayera, en el suelo. Casi de contorsionista la cosa.

Mi madre no creía que efectivamente leyeran de todo y le preguntó a Bernardo: ¿qué dice aquí en el diario? y la respuesta fue inmediata, de corrido y sin agitación alguna: "Sesquicentenario del diario El Mercurio"

Ale, la segunda decía leer de todo por su cuenta --pues ese método lo permite con saber el sonido de las consonantes-- y yo lo dudaba hasta que le mostré un letrero de una minera ¡y me lo leyó! "Ahí dice Sahli Hoschild" dijo.

Uno de mis mayores orgullos es que mis niños hayan aprendido a leer en mi falda, literalmente. Es casi como haberles dado de mamar cultura.

16 comentarios:

ojo humano dijo...

A mi me ocurre algo raro, no recuerdo cuando "no" leía. Parece que nací con un libro en la mano, o tal vez mi memoria es muy frágil. Muy lindo recordar esos años y aunque sea difícil de creer, todavía me maravillan las palabras, su forma, y todavía hago caligrafía, no quiero perder la belleza de las formas y la "buena letra" que decía mi profe que hay que mantener. Pequeñas cosas que dan felicidad.
Un beso.

modes amestoy dijo...

leer ha sido una de las grandes cosas que he aprendido y luego he intentado trasmitir a mis hijos.
Es algo genial lo que nos aporta.
Un abrazo

FELIPE A . dijo...

oye que linda historia me encanto , yo recuerdo que aprendi a lee con el diario = obiamente me ayudaba el cilabario , creo que mi mama aun tine el que usabamos cuando pequeños , bueno , un saludo bye

Verbo... dijo...

Tu lectura me recordo cuando estuve en el campo misionero, donde tuve la oportunidad de aprender a ensenar a leer y escribir a otras gentes.

Besitos,

M.

pon dijo...

Leer, lo mejor que me enseñó mi padre. Qué bueno que les enseñaste a tus hijos, eso nunca se olvida. Cierro los ojos y veo a mi padre dibujando animales y escribiendo sus nombres en una pizarra que pintó en una pared en casa, enseñándonos las letras a mi hermano y a mi...... a los tres años ya leíamos y escribíamos de corrido. Nunca se lo agradeceré lo bastante.
Emotiva y preciosa vivencia, Ale, tan cálida y cercana como suelen ser tus cosas, tus escritos y tu casa. Qué cómoda me siento aquí, es un placer compartir.

hna. josefina dijo...

¡Me encantó!
Y los comentarios también.
¡Muchas gracias! y un abrazo.

Violeta z dijo...

¿Quién no aprendió a leer con este silabario? Es casi como un patrimonio de los y las de cierta edad. (Y de paso, se nos cae el carnet)

De pequeña coleccionaba revistas de Heidi y Erase una vez el hombre, ambas series televisivas. Me gustaba leer el diario con mi papá, y de paso, internarme en ese mundo de adultos siempre tan atractivo para mí...

Pero mi hijo no aprendió a leer en mi falda. No le interesó el silabario,que aún existe. Ahora hay libros de tanos colores y texturas, que éste es demasiado básico. Sí hemos investigado juntos de su mayor interés: los dinosaurios, y vaya que he tenido que aprender nombres raros y características dirtidas de estos seres extintos.
Hoy mi Nico alucina con los libros, y en el colegio ha creado colectivamente algunos, con rimas e historias de amigos imaginarios. Él me dice que quiere que tengamos una biblioteca "con los libros separados, los de grande acá y los de niños, acá"... jajajaa
Saludos
Tu texto me evoca muchas lindas historias...

Violeta

Fattyec dijo...

Hola Alemamá, mucho gusto... paso tambien a saludarte en reciprocidad a tu visita, no sabes el gusto enoooooorme que me he llevado, cuantas anècdotas y todas tan lindas... que placer tan grato he sentido.. sólo me queda por decirte que he recordado mucho de una amiguita a quien le encanta la lectura, tiene una coleccion gigante de todo lo leído, por lo que sè... y este post me ha llevado a evocarla.... parece mentira, cuantas cosas pasan por la cabeza, cuando leemos algo así, bueno, al menos a mi me pasa; he recordado mi època escolar, cuando mi maestra Felícita nos encaminó en el amor por los libros, mi primer libro se llamaba Corazón, disfrutè tanto de su lectura que se quedó grabado en mi ser...
Gracias por permitirme evocar tan bellos recuerdos...
Un beso, y nuevamente muchas gracias por tu visita a mi rinconcito..
Fatty

Gem@ dijo...

Yo recuerdo que aprendí a leer antes de ir a la escuela, bajo la mirada atenta de mi madre que esperaba para darme un empujoncito cuando me atrancaba.
Que cosas Ale... es posible emocionarse al recordar esos momentos uffff cuanto más mayor soy más valor le doy a esos pequeños detalles y más se les extraña.

Gem@ dijo...

Oye... el FEEDJIT es un buen espia eh hasta dice el lugar exacto de la entrada :) ¿viste? sale Cartagena.

Suntzu dijo...

Un proceso hermoso, sin duda. a veces los niños te piden las cosas antes de tiempo y creo que hay que respetar los tiempos que marcan los niños, no el sistema educativo. Me parece genial lo que has hecho con tus niños.
Saludos:)

muebleydecoracion.blogspot.cl dijo...

hermosos momentos los vividos junto a tus niños, me traes recuerdos contradictorios, te explico:
después del trabajo, mi padre se recostaba, era hora de mi lección, habría yo un cajón de velador donde se guardaba una tablillas con una letra en ellas o numero, tomaba una y la leía, los errores tenían un alto costo, eran los años 50. Con cinco años entre al colegio ya muy avanzado, con 11 estudiaba contabilidad, he viajado tan lejos con tus recuerdos, gracias.
bendiciones.

Anónimo dijo...

me puedes explicar como se se enzeña con ese libro?... no soy educadora pero estoy interesada en enseñarle a mi hija a leer y escribir.
podrias explicar mas en detalles el metodo al cual aprendiste con este libro.
gracias

Anónimo dijo...

Veamos que este tema esta muy viejitooo hay que desenpolvarlo y revivirlo esta muy interesante para aplicar hoy en dia.
podrias hacernos un videito casero y subirlo al Youtube jajaja por favoorr si noes mucho pedirte.
graciass.

AleMamá dijo...

Sukurambo: es un gusto poder ayudarte si es que pudiera; vamos viendo.

En el post he dejado unos enlaces que van a un PDF con el silabario completo, tal como lo conocemos por generaciones.

Si todo es como siempre, en el comienzo, antes de las lecciones, hay unas instrucciones de cómo usar el método, pues al ser deductivo, los niños tienden a aprender de memoria por los dibujos, etc. y hay que evitarlo haciendo que lean saltado.
Yo les hacía leer en lecciones adelantadas las palabras que sabían leer, y eso era un estímulo para ellos y de paso me aseguraba de que no lo hicireran con trampas.

Bueno, eso, ojalá te sirva y aprenda a leer tu hija.

Roberto dijo...

Hola Alemamá. También yo aprendí a leer con este silabario cuando tenía 5 años, gracias a mi mamá y otras personas. Este libro ha sido tan bueno para tantas generaciones (nací en 1983) que es posible que si tengo hijos también les enseñe a leer con él. Hoy hallé el PDF que mencionas porque quiero escribir al respecto en Wikipedia (veo la pelotita en tu página). Gracias por compartir esta historia. Un saludo.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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