Nuestra tía Sylvia era una mujer digna de pioneros del oeste o de nuestra Patagonia pues, por el puro gusto de conservar una tradición ancestral, cuando llegaba el verano organizaba unos paseos monstruosos al río cercano a su campo, para lavar ahí, en grandes canastos/cestos de mimbre la lana que produjo la esquila de sus ganados de ovejas. Realmente había que tener espíritu para salir a un picnic en que todo debía preparase in situ salvo el pan, que ya se llevaba comprado. A los niños y jóvenes nos entusiamaba el asunto, porque los empleados y las nanas se hacía cargo de hacer el fuego, cocinar, atender, ordenar y lavar todo. Nosotros nos dedicábamos a la parte entretenida que era meternos al río en una parte en que el agua nos llegaba a las rodillas y, entre dos, pescábamos los canastos llenos de lana sucia, tal como salió de las ovejas, y los batíamos haciendo que el agua pasara por las fibras hasta sacarle la tierra adherida a sus hebras. No se le ponía detergente alguno. Todo ultra ecológico.
Del paseo a lavar lana que más me acuerdo, fue cuando yo tenía 19, y fue en la víspera de un viaje largo al sur, a Valdivia, y lo tengo bien grabado porque sin darme cuenta, por desaprensiva, me quemé con el sol de tal modo, que al día siguiente en el tren no soportaba ni el más ligero movimiento del vehículo porque me rozaba la piel sobre la tela del asiento. Los bloqueadores, aún eran algo que se consideraba exagerado y accesorio total, no como ahora en que se exagera en sentido opuesto, pues nos sentimos como en Hiroshima el día de la bomba sólo por tener puesto un factor protector solar de "apenas" 15.
Otra anécdota que tengo grabada a fuego sucedida en esas ocasiones, fue cuando mi hermana Pía, de unos 10 años, se cayó al agua --en la parte baja, que tan brutos no eran los mayores-- pero no se podía parar y la corriente se la llevaba, y se iba y se iba, y se iba.... yo la veía como en cámara lenta y no atiné a nada, me quedé petrificada sentada en mi tumbona. Mi prima Carmen, reaccionó junto con otros, y la sacaron rápidamente, pues en peligro real-real nunca estuvo por la rapidez en que se le ayudó, pero mi pariente me refregó no sé por cuanto tiempo el hecho de que yo me haya quedado en la orilla. Con el tiempo me ha sucedido alguna vez de haberme quedado en un estado similar de paralización ante cosas en las que pude intervenir, pero en general, tengo buenos reflejos y actúo oportunamente en las emergencias. Me da para pensar en las reacciones de las personas. No se puede juzgar muy rápido las reacciones de nadie.
Del paseo a lavar lana que más me acuerdo, fue cuando yo tenía 19, y fue en la víspera de un viaje largo al sur, a Valdivia, y lo tengo bien grabado porque sin darme cuenta, por desaprensiva, me quemé con el sol de tal modo, que al día siguiente en el tren no soportaba ni el más ligero movimiento del vehículo porque me rozaba la piel sobre la tela del asiento. Los bloqueadores, aún eran algo que se consideraba exagerado y accesorio total, no como ahora en que se exagera en sentido opuesto, pues nos sentimos como en Hiroshima el día de la bomba sólo por tener puesto un factor protector solar de "apenas" 15.
Otra anécdota que tengo grabada a fuego sucedida en esas ocasiones, fue cuando mi hermana Pía, de unos 10 años, se cayó al agua --en la parte baja, que tan brutos no eran los mayores-- pero no se podía parar y la corriente se la llevaba, y se iba y se iba, y se iba.... yo la veía como en cámara lenta y no atiné a nada, me quedé petrificada sentada en mi tumbona. Mi prima Carmen, reaccionó junto con otros, y la sacaron rápidamente, pues en peligro real-real nunca estuvo por la rapidez en que se le ayudó, pero mi pariente me refregó no sé por cuanto tiempo el hecho de que yo me haya quedado en la orilla. Con el tiempo me ha sucedido alguna vez de haberme quedado en un estado similar de paralización ante cosas en las que pude intervenir, pero en general, tengo buenos reflejos y actúo oportunamente en las emergencias. Me da para pensar en las reacciones de las personas. No se puede juzgar muy rápido las reacciones de nadie.
13 comentarios:
interesantes anecdotas. A mi tambien me pasa quedarme paralizada, así que procuro no arriesgar
Me encantan tus anécdotas, está muy lindo tu blog.
Pasa por nuestro blog ya hemos regresado de las vacaciones!
Sldos.
ZZ Design
Cada vez estoy más convencida de que nadie puede precedir cómo va a actuar. Yo también soy de paralizarme!
Muy lindo tu anecdotario Alemamá. Creo que ya te lo he dicho, pero seleccionando entradas de este tipo y otras que seguro tendrás por ahí escondidas, tienes un libro con éxito asegurado.
Juan
Una vez me quedé paralizada cuando se puso a toser mi hija y me valió reto de parte de todos los otros presentes...¿es que la madre es la única que debe reaccionar? mi instinto maternal me decía que estaba todo OK, además que acababa de terminar un curso de primeros auxilios en la Cruz Roja, así que ya no me ponía nerviosa así nomás...
Me gustan tus cuentos de antaño.
Saludos.
Yo te iba a decir lo mismo que Juan, pero me ganó la idea. De verdad, tienes que animarte y juntar todas esas historias y dejarlas para la posteridad, más que la posteridad de un blog, yo amo el papel en todos sus formatos.
Yo estoy planificando un proyecto de concursar en una editorial cristiana y ahí estoy cada día, me anima tener una meta a largo plazo y me ayuda a la disciplina (todavía no compro aparato de tv, me ha servido mucho para el desarrollo mental).
Me encantan las historias del sur, el ambiente tan distinto, natural y creativo. Felicitaciones.
Queridos Juan y Toyita: gracias por sus palabras. Me recuerdan a mi mamá, que me encuentra todo lindo; dice que hasta podría haber sido pintora, jeje y todo por un dibujo del colegio que le encantó y que saca a colación cada vez que se acuerda.
En serio ahora, es muy lindo que me dijeran eso, pero todos sabemos que unas pinceladas efímeras sobre un detallito minúsculo son para un momento nada más. Creo que eso nos da el blog: el "papel" que le corresponde a este tipo de aportes. Yo lo tengo todo guardado en mi correo, quizás algún día me dedique a juntar las anécdotas para que las lean mis nietos, pues la vida cambia tan rápido.
Un beso grande. Son muy amorosos.
Estoy de acuerdo con los anteriores compañeros, éstas anécdotas, tus historias, reflexiones y opiniones, debían leerlas más pérsonas aparte de los blogueros, sería bueno que intentaras publicar, seguro que sería un éxito. Anímate.
De todas formas, no dejes de hacerlo aquí, da gusto leerte.
Un saludo, Alemamá
La esquila siempre me recordó a la muda de la serpiente, una especie de mutación ;)
¿Muda de culebra, dices? brrrr, como que los humanos sentimos muy próximos a los mamíferos como nosotros, ¿no? un reptil se nos hace espontáneamente desagradable a primera vista. Hay que hacerse la idea para aceptarlos sin escalofríos. Compartir 37 grados de temperatura es muy hermanador.
Saludos.
Mira las cosas que hacías, que buena, no me lo habría imaginado... lavando lana de oveja en el río... bonitos recuerdos e historias para contar.
Lo de quedarse paralizada pasa, pero pasa cuando una puede darse ese lujo... yo croe que hay algo inconsciente que nos dice que la situación no es grave, o bien sabemos que hay alguien más ahí... pero si dependiera solo de nosotras, seguro que nos moveríamos sin pensarlo, de hecho me ha pasado estar en ambas situaciones (paralizada, y super eficiente) y creo que es por eso, porq inconscientemente sé si depende 100% de mí o no...
Un saludo! :)
Creo que tienes alma de novelista. Describes los hechos de manera que se sienten.
Feliz día, besos.
Hermosos dìas esos de lavar lana también los disfruté era costumbre en casa de mi abuela materna ir a lavar lana al río, lo describes muy vìvido, hermoso relato
Saludos
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