Veníamos viajando desde el sur, cuando a pocos kilómetros se enfermó nuestro chófer oficial y debí conducir yo --que detesto manejar en carreteras a 120 por hora-- y para colmo, debiendo parar cada 20 kilómetros para permitir que el enfermito devolviera hasta el agua del bautismo.
Estábamos en una de esas paradas obligadas y en cualquier lugar de la ruta, cuando un mujer muy pobre --que vivía en una casita destartalada un poco más allá-- ha llegado con un vaso desechable impecablemente limpio, con una tisana hecha con unos saquitos para infusiones sin preguntar nada, y solamente "porque lo vió hacía tanto rato y tan mal".... luego, pidió permiso para retirarse porque debía ir a cuidar a su guagua/bebé.
No sabía quiénes éramos; no esperaba recompensa; abandonó un momento sus deberes para atender una necesidad urgente... en fin, fue una buena samaritana en el más literal de los casos y le estaremos eternamente agradecidos. Su gesto no quedará sin pago aunque yo no sepa su nombre y con dificultad pueda llegar a su casa de nuevo pues no sabía muy bien mi ubicación en el largo camino a casa.
Estábamos en una de esas paradas obligadas y en cualquier lugar de la ruta, cuando un mujer muy pobre --que vivía en una casita destartalada un poco más allá-- ha llegado con un vaso desechable impecablemente limpio, con una tisana hecha con unos saquitos para infusiones sin preguntar nada, y solamente "porque lo vió hacía tanto rato y tan mal".... luego, pidió permiso para retirarse porque debía ir a cuidar a su guagua/bebé.
No sabía quiénes éramos; no esperaba recompensa; abandonó un momento sus deberes para atender una necesidad urgente... en fin, fue una buena samaritana en el más literal de los casos y le estaremos eternamente agradecidos. Su gesto no quedará sin pago aunque yo no sepa su nombre y con dificultad pueda llegar a su casa de nuevo pues no sabía muy bien mi ubicación en el largo camino a casa.
Que Dios la bendiga como sólo Él puede hacerlo.
18 comentarios:
qué linda la historia.
son sorpresas como ésa las que impiden que uno pierda del todo la fe en la gente, ¿no?
Coincido con Flo, historias como esas hacen que mantengamos la fe en la humanidad. Gracias por compartirla con nosotros.
Saludos. Hilda
Es más la buena gente que la mala, solo que esta última suena más
Pues sí, querida Alemamá, que Dios la bendiga, a ella y a todos los que hacen algo por los demás, no porque sean conocidos suyos o porque esperen lograr nada a cambio, sino porque sí, por amor al prójimo. Por desgracia, es algo cada vez menos habitual, incluso entre nosotros, los cristianos.
historias así hacen que renazca la esperanza y las ganas de seguir el ejemplo de esa mujer.
Cada vez resulta mas dificil escuchar historias como éstas, pero como reconfortan el alma!
Esta sí que es una historia emocionante, de esas que parecen pequeñas pero que lo dicen todo. Santa Teresa de Jesús pasó toda su vida rezando por un hombre que, en uno de sus viajes, y estando ella muy sedienta, paró a darle un vaso de agua.
Si se lo permitimos, Dios se rebosa en el corazón del hombre, como lo hizo en el de esa Sra. que sin miramientos acude al auxilio de quien lo necesita, ojala todos nos dejemos rebasar de esa Gracias de Dios, me encanto el relato.
Perdón por estar alejada de sus sitios, y es que no me da la vida para hacerlo por ahora pues hemos ido enfermándonos de uno en uno con el enterovirus (recién me he levantado hoy) y tengo mi casa desastrosa con tantas maletas y encargos varios. Ya volveré.
Ale, cuídate mucho, pero tranquila, que te esperamos.
Un beso
Hola Ale...
Sí, sí... son detalles como esos los que me hacen pensar que acaso haya cosas que valen la pena... en fin...
Cuídense mucho Ale...
¡que te mejores pronto!! saludos. Hilda
Cuídate, Alemamá, espero tu rápida mejoría y la de los tuyos que hayan sucumbido al vuris.
Un beso.
Querida amiga Alemamá:
Si te apetece, te ruego pases por mi blog para recoger un meme que espero tenga un buen aliciente para ti.
Un beso y mil gracias.
¿Cómo estás?!!!
No había leído que te habías enfermado, aunque no es la primera vez que leo esta lindísima entrada.
Iba a preguntarte si el chofer enfermo era de la familia, pero ahora que comentás que te enfermaste creo que ya la contestación es Sí.
¡Que se mejoren todos!
Un abrazo.
¡Qué linda historia!
Yo creo que estos son los pequeños milagros que nos regala Dios para no perder la fe.
Estas son las noticias que nos hacen creer en el ser humano.
Sí.
Besos!
qué bien! debiera haber más gente como esta sra.! un abrazo!
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