Cerca de la casa de mi hija hay un lugar lleno de promesas y aventuras, de esas que agitan el corazón y la mente, mucho más cuando el asunto aún es una esperanza y no la certeza de la posesión....es como el amor, creo yo.
Se trata de uno de los muchos lugares de este país en que se liquidan donaciones de trastos varios: cosas sacadas de altillos; desechos de menaje de casas que se acaban; saldos de oficinas y el más largo etc. Hay algunos objetos valiosos, pienso, pero en general uno encuentra sólo cosas entretenidas o que nos producen algo inefable: un recuerdo, un anhelo, una emoción, no lo sé, pero es LEJOS el mejor panorama para una tarde de semana. Yo gozo pensando por dónde habrán andado esos objetos, trato de adivinar --con una de mis "Historias Posibles"-- cómo eran sus duenos, y así los disfruto infinitamente más que por el objeto mismo.
Ayer conseguí una colección de pipas para fumar tabaco que me recordaron las que usaba mi abuelo belga, y una curiosa baraja, reedición de unos naipes franceses del siglo XVII en que se han sustituído los reyes por filósofos (J.J. Rousseau, Moliere, La Fontaine y Voltaire, todo un elenco....) las reinas por las virtudes cardinales --también llamadas morales--, y los príncipes por soldados revolucionarios. Es una linda baraja hecha a mano, con muchos símbolos de la Revolución Francesa --por el reverso también-- y me han hecho pensar en el poder de las ideas y en la fortaleza de las que valen para permanecer porfiadamente en el tiempo, porque la Revolución dejó en claro que los Derechos Humanos son universales, pero no se defienden con más horrores ni se cambian las cosas por decreto. En fin, lo que he pensado va más allá de la idea que tenía al publicar esta entrada.
Se trata de uno de los muchos lugares de este país en que se liquidan donaciones de trastos varios: cosas sacadas de altillos; desechos de menaje de casas que se acaban; saldos de oficinas y el más largo etc. Hay algunos objetos valiosos, pienso, pero en general uno encuentra sólo cosas entretenidas o que nos producen algo inefable: un recuerdo, un anhelo, una emoción, no lo sé, pero es LEJOS el mejor panorama para una tarde de semana. Yo gozo pensando por dónde habrán andado esos objetos, trato de adivinar --con una de mis "Historias Posibles"-- cómo eran sus duenos, y así los disfruto infinitamente más que por el objeto mismo.
Ayer conseguí una colección de pipas para fumar tabaco que me recordaron las que usaba mi abuelo belga, y una curiosa baraja, reedición de unos naipes franceses del siglo XVII en que se han sustituído los reyes por filósofos (J.J. Rousseau, Moliere, La Fontaine y Voltaire, todo un elenco....) las reinas por las virtudes cardinales --también llamadas morales--, y los príncipes por soldados revolucionarios. Es una linda baraja hecha a mano, con muchos símbolos de la Revolución Francesa --por el reverso también-- y me han hecho pensar en el poder de las ideas y en la fortaleza de las que valen para permanecer porfiadamente en el tiempo, porque la Revolución dejó en claro que los Derechos Humanos son universales, pero no se defienden con más horrores ni se cambian las cosas por decreto. En fin, lo que he pensado va más allá de la idea que tenía al publicar esta entrada.
8 comentarios:
Hola, Alemamá, veo que sigues por la vieja Europa; pensé, por tu antepenúltimo post, que ya estabas en Chile, en casa.
Das una visión dulce de los mercados de cosas usadas; a mí son sitios que me ponen un poco melancólico, pues pienso en la gente que fue feliz usando esas cosas y ya murió, o en la gente que fue infeliz usándolas; por eso voy poco al Rastro de Madrid, que es algo similar a lo que tú comentas.
Y qué curiosa la baraja revolucionaria; no me digas que no debe dar miedo estar jugando y que de repente aparezca Rousseau, en vez del gordo Rey de copas. Si se entera Zapatero de que eso existe, comprará 1 millón de barajas así para todos los escolares de España.
Realmente es un tesoro. Me encanta trastear entre objetos antiguos o entre esos cacharros que ya nadie quiere.
Un abrazo muy grande.
¡Qué original!
Si te interesan esas cosas que encontrás y te preguntás de dónde vienen quizás te interese este sitio que descubrió Hernan, sobre cosas encontradas en los libros.
¡Hola Ale!
Qué alegría saber que aún estás cerca de tu hija!
Con este post me has hecho pensar que las cosas bellas no sólo están en los museos y en los grandes negocios,sino como comunmente decimos "a la vuelta de la esquina".
Son muy dulces y sentidos los anclajes que experimentaste con el juego de naipes y la colección de pipas.
Leyendote conozco un poco más de ese distante país,y es bueno eso para los que no tenemos todavía posibilidades de viajar.
Es mi deseo sigas disfrutando en Alemania junto a tus seres queridos.
...y tienes razón el amor no es la certeza de la posesión...
Cariños y una gran sonrisa.
¿Qué tal, Ale? me alegro de que sigas disfrutando de tu familia en Alemania.
Tu entrada es curiosa, sé de personas que reúnen verdaderos tesoros encontrados precisamente en sitios así, rastros, anticuarios o incluso puestecillos callejeros y me pasa igual que a tí, me llama más la atención saber la historia de cada objeto, eso tiene que ser muy interesante.
Un beso.
Esos lugares son una delicia, me encantan y me alegra encontrar gente que tambien los disfrute...
¡Me encantan esos lugares!
Y buenísimas tus adquisiciones.
¡Un abrazo!
Me encantan esas tiendas que venden cosas viejas.. he comprado varios libros y me encanta imaginar sus historias!!!!!
nos leemos.
:)
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