Me han regalado una flor. Me la entregó una niña de dos años. Es una margarita casi sin tallo que cortó Sofía y me la dió. Me la coloqué en el pelo para demostrale que su regalo es muy importante para mí y creo que le gustó que me la pusiera ahí. Después intentó regalarle la misma flor a mi marido y no me importa, ambos somos sus abuelos y el cariño de nosotros debe sentirlo como una sola cosa; nos debe ver como pareja hasta en el amor que le tenemos.
Hoy mi flor ha amanecido muy deteriorada pese a que ayer llegando a casa la he puesto en agua, pero igual se marchitó; por eso subo este post, para que la alegría que me dió con su florcita no se olvide por mucho tiempo.
12 comentarios:
Precioso detalle...esa flor estará siempre vivia en el corazón de los abuelos. Besos
Los niños hacen los regalos más lindos de todo el mundo, cosas sencillas que atesoramos en el corazón.
Después nos complicamos haciendo grandes (y muchas veces inútiles) regalos y olvidamos el niño que llevamos dentro.
suspiros,suspiros,suspiros...
mmmmmmmmmmm.......más suspiros...
ay los niños, todo lo que hacen sale del corazón y de la sinceridad de su cariño. Lástima que se nos olvide esa generosidad al crecer.
Casi si secas esa flor entre las hojas de un libro, cuando la nieta sea mayor podrás revivir ese momento especial.
Gracias por venir a mi nuevo agujero, Alemamá, eres un sol de mujer y persona. Cuídate, un beso enorme.
Me ha encantado la ternura de tu post y el bonito detalle de tu nietecilla.
¡Ay que tendrán los nietos que consiguen hacer que nos volvamos locos!
Un beso.
Pon, gracias por venir desde tu nueva guarida,jeje
Toyita (Ojo Humano) tu has estado con Sofía desde que nació. Eres muy tiena, amiga mís.
Sole: Sí, somos los adultos los que nos complicamos con los regalos. Los de los niños tiene la gracia de ser espontáneos y eso valor los adultos lo vamos perdiendo por consideraciones muy tontas.
Terly: sí, los nietos son lo mejor. Nos pillan más relajados y listos para apreciar lo sencillo.
Hola, Alemamá. Yo te recomendaría que la pusieras entre dos folios y la aplastaras con varios libros encima y que, una vez seca y plana, la metieras en un libro, en un libro que no leas mucho pero si cada cierto número de años, por ejemplo el Quijote. Así, cuando pasen los años y vuelvas a leer el libro, aparecerá la flor y recordarás estos años felices y a tu nieta-niña, ya entonces será tu nieta-adolescente o nieta-joven.
¿Qué hizo tu marido con la suya?
Lo pensé, Fernando, pero era muy grueso el centro y los pétalos estaba n muy deteriorados :(
Ya habrá otra flor, espero y la secaré como he hecho otras veces.
¿La flor de mi marido, dices? ¡era MI flor!, jeje la fresca cariñosa la tomó y se la pasó también a él. Luego me la restituyeron, jeje
Lo lindo de esos detalles es mantenerlos por siempre contigo.
Publicar un comentario