Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



lunes, 24 de enero de 2011

En Metrotren a Rancagua



Hemos ido en familia a Rancagua. En total nos juntamos 8 adultos y una niña. ¡Buen grupo y lindo paseo! Como éramos tantos, 4 nos fuimos en el servicio de Metrotren, tren semi urbano que va parando en cada pueblo, para mi totalmente novedoso, por lo que quiero hacer un recuento al estilo de Fernando, musa (¿o "muso"?) inspirador de muchos de nosotros. 
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Iba una niña de unos 8 años, muy gorda, acompañada de un hombre joven, su hermano, presumo, que sin que viniera al caso le pasó una bolsa de galletas dulces que de inmediato devoró. ¿Para qué hacen eso? Creo que es de cariño mal entendido que le pesará siempre a la chiquita.
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En frente iba un hombre mayor lleno de "carachas" en la piel: absesos, lunares, manchas, heridas etc, nada de agradables de sufrir ni de mirar, pero muy didáctico para insistir en la necesidad de embetunarse con lo que tenemos disponible para no asolearnos como los de esa generación. Mi padre también tuvo cancer -lento- a la piel. Muy triste cosa.
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Una viejuca muy diligente subió ¡en el siglo XXI! a vender al tren las tradicionales empanadas "de pino" horneadas. Olían maravillosas, pero igual no compramos pese a ser hora de almuerzo.
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En fin, uno no ve todos los días tanta variedad de personas y circunstancias durante un viaje de hora y media, la mitad de él parados y apretujados. Valia la pena.


7 comentarios:

Winnie dijo...

Al viajar con desconocidos....surgen mil historias en nuestras cabezas...Un beso Ale

almena dijo...

Una experiencia nueva.
Y de todas se aprende...

besos!

Fernando dijo...

¡¡Nada de musos!! Tu blog es el mejor de todos, y del que todos hemos tomado ejemplos, así que si aquí hay una musa esa es Alemamá.

Pobre niña, sí: hay ahora una idea errónea, consistente en no llevar la contraria en nada a los niños, no vayan a crecer con traumas. Seguro que cuando la niña llegue a la adolescencia y tenga que ponerse a dura dieta odiará al hermano, a los padres y a todos los que no la frenaron de niña.

Y, en fin, ¡qué recuerdos lo de la empanadilla!, pues todos los años, en el Mercadillo solidario antes de Navidad, la Embajada de Chile pone un puesto muy bueno, con cosas estupendas de comer, entre otras las empanadas. Mi problema es que nunca las he probado, siempre compro un merengue relleno de dulce de leche, no recuerdo el nombre.

Cyrano dijo...

Estimadisima Alemama solo una pregunta ¿porque no compraste las deliciosas empanadas ?

AleMamá dijo...

Cyrano, no compramos porque el tren iba lleno como un huevo, y el programa era juntarnos con mi hijo cura queestaba de paso en Rancagua para celebrar mi cumpleños en un restoran de ahí, jeje. Simplemente, no había espacio ni en el tren ni en mi humanidad para ellas.

Saludos

CorazónCoraza dijo...

¡Me encanta viajar en metro tren! Cada vez que decido visitar a algunos amigos en Rancagua o Rengo, me decido por este medio de transporte. Es increíble, acogedor y familiar. Ale, te cuento que estoy sorprendida por el comentario que hiciste hace pocos minutos en mi blog: ni siquiera te he contado mi vida y sabes muchísimo de ella, ¡me has sorprendido! Me encantaría tener una conversación mucho más fluída contigo y que me ayudes con esta vida ya no tan adolescente.
Te envío un abrazo enorme y muchas gracias.

Marta Salazar dijo...

mmmmmmm, qué ricas!
mándame una ;)

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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