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martes, 15 de febrero de 2011

Desayuno y naranjas a la cama


Nos casamos en pleno invierno y con lo justo, como se hacía en esa época,  pensando en instalar nuestro hogar juntos y de a poco, sin por eso postergar los hijos, al contrario, los deseábamos intensamente. 5 meses después de casados se anunció el primero: nuestro Bernardo Javier.

Desde el principio nos llevábamos un plato de naranjas al dormitorio, casi nuestros únicos muebles junto con un  pequeño comedor. La consigna era llevarlas peladas, desgajadas y colocadas en espiral. en un plato bajo. Las comíamos mientras mirábamos las noticias de 20:00, daba lo mismo quién de los dos se encargara, nunca hemos hecho parcelas de trabajos, salvo matar y/o sacar bichos que es mi  territorio exclusivo por aclamación de la familia en pleno. 

También desde hace años que mi marido me lleva casi a diario el desayuno a la cama los días hábiles, y yo, los fines de semana. Muy equitativo el reparto.

Lindos detalles que me hacen meditar sobre el prurito de esperar a tenerlo todo y más de lo necesario antes de casarse. ¿Qué temerán?

13 comentarios:

AleMamá dijo...

NOTA importante para mí:
Mi hijo nació el año siguiente, conste, pues el texto podría ser equívoco. También así solían hacerse las cosas: primero los bueyes, después la carreta.

Winnie dijo...

Qué de cosas debes recordar cada vez que recibes esa fruta en espira..¡Qué lindo Ale!. Un beso

maria jesus dijo...

Yo tambien me casé con el dormitorio y la cocina puestos, nada más y nos reiamos muchísimo con lo que inventabamos para suplir las carencias; naturalmente lo primero que nos compramos fue un televisor.

Mi primera hija nació a los nueve meses y quince días

Yo creo que temen el compromiso y la responsabilidad

Jorge S. King dijo...

Que buen post!
Así eran las cosas antes, gracias a Dios aún hay quienes conservan el buen espíritu y las buena y viejas costumbres de siempre.
Saludos Santiagueños

Fernando dijo...

Qué bonito inicio de días, Alemamá, con ese comienzo ¿cómo no a ir bien todo durante la jornada?

Tienes razón en lo de las parejas nuevas: se compran la casa, piden más dinero del necesario para ello, se gastan lo que les sobra y cuando vas a visitarles por primera vez ya han amueblado hasta el último centímetro cuadrado.

Juan Ignacio dijo...

Muy linda historia.

¿La naranja de la foto es pelada por Uds.? (broma)

Gabriela dijo...

Esa naranja tan ídem se ve deliciosa. Qué linda costumbre.

Fran dijo...

¡Qué maravilla un marido que te lleva el desayuno a la cama! Me ha encantado todo lo que cuentas.
Yo también pienso que tener todo lo necesario no hace más feliz. Al contrario, si pones tu esperanza en eso vas muy descaminado.

Miriam dijo...

Que bonito y que lindo detalle el de la naranja¡¡ Son esas cosas las que ser recuerdan con mucho cariño
Y graciosa la aclaración del niño.. Me ha recordado lo que dice el padre de un amigo "quiero muchos muchos nietos.. .pero nueve meses despues de la boda" ;O)

Unknown dijo...

Querida AleMamá: me has traido a la memoria el olor a naranjas que había en el dormitorio de mis padres. Además, creo recordar que ellos decían o se decía, no sé bien, que cuando no se te rompía la cáscara era señal de que tendrías un hijo más.
Un beso

AleMamá dijo...

Gracias por opinar sobre un detalle entrañable de mi vida.

Myriam, lo he aclarado porque todo está tan patas pa'rriba que ya nada es como uno ha hecho por principios, por considerar que es lo mejor para las familias.

Andy dijo...

Qué bonito.

Ojalá todas las parejas vivieran esos momentos tan tiernos, de sabia espera, de amor sereno... y gajos de naranja.

Un abrazo.

இலை Bohemia இலை dijo...

Que hermosos recuerdos, que poco se necesita cuando uno está pleno de amor e ilusiones...

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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