Ayer se fue mi hija de regreso a Europa. Hace ya más de 24 horas que partimos en la primera etapa llevándolos al aeropuerto. Acabo de saber que han arribado bien en este momento. Gracias a Dios.
Es largo y pesado el viaje, pero qué rico es que exista esta posibilidad que no tenían personas como Kristina Lavransdatter, personaje de Sigrid Undset (premio Nobel) en que refleja la vida de las mujeres en tiempos en que cuando alguien se iba, como sus hijos, era muy difícil tener noticias y menos frescas.
Desde que conocí a mi esposo me lo he pasado recibiendo y despidiendo personas queridas en los aeropuertos, o llegando y yéndome yo. Siempre es algo ambivalente. Es lo que hay y está bien. Dios sabe más.
15 comentarios:
Pienso lo mismo cuando trato de imaginar lo que habrá sido para mi bisabuelo José, que a los 18 partió de su Rajadell natal a Iquitos y de ahí a Yurimaguas. Nunca más volvió.
Cuenta mi mamá que él mismo decía que guardaba la imagen de su madre parada en la puerta de su casa, mirándolo partir, hasta que se perdieron de vista.
Hola Ale:
Lo que se llama aldea global permite un mayor movimiento de personas que van y vienen en busca de mejores horizontes.Muchos provenimos de inmigrantes que vinieron con enormes sacrificios a emprender en nuevas oportunidades.Lo se por mis abuelos y tíos que llegaron de Medio Oriente y de Europa a la aventura,sin las las comunicaciones que existen hoy en día,con escasas posibilidades de enviar noticias.Gracias a Dios esto ha cambiado.
Saludos desde Ñuñoa
Querida Ale....despedir a los seres queridos cuando se tiene un mar de por medio..tiene que ser complicado. Te mando un beso enorme y ya sabes que a este lado del charco yo te quiero
Querida Ale....despedir a los seres queridos cuando se tiene un mar de por medio..tiene que ser complicado. Te mando un beso enorme y ya sabes que a este lado del charco yo te quiero
Gracias, Gaby, Mónica y Winnie por su cariño. Muchos no lo entienden, pero los amigos de la Bloguería son muy reales y están siempre cuando se los necesita.
También yo los quiero.
Gaby, mención aparte tiene el relato de la despedida de tu abuelo. Salió de su pueblo para meterse en la selva. Qué tristeza debe ser quedarse con esa imagen en la retina, como cuando una niña adoptada en Colombia contaba que el último recuerdo de su madre era verla en el andén mientras partía el tren lleno sólo con niños en Alemania de la guerra.
¿Sabes dónde está Rajadell? ¿Has ido? Pues te encamino; acá tienes el mapa:
Rajadell
Muchos besos
No he tenido el gusto de ir a Rajadell, AleMamá. Es uno de los puntos de mi lista de pendientes.
¡Gracias por el mapa!
Las despedidas son tristes, yo me quedo en casa...
Soy Eva y estoy iniciando un blog, me ha parecido muy divertido el tuyo.
¿Me visitarías?
Saludos.
Todo es un ensayo del Viaje Definitivo, Alemamá.
Más lo sentirán ellos: Madrid está a 0º, imagino que la ciudad en la que vivan ellos estará bajo 0.
¡Qué final! Parece triste pero es esperanzado.
Menos mal que en este mundo de Skype, e-mails y otros, las distancias se hacen más cortas.
Igual duele cuando una hija o hijo se va, aunque sea..a Talca.
Un beso.
Sí que te costará, pero es verdad que todo es bastante más liviano.
Yo de joven me fui casi cuatro años a España y pasado un tiempo ya escribía muy poco porque ¡era tanto lo que tardaban en ir y venir las cartas!...
¿Los padres de tu marido son chilenos?
Un abrazo.
Josefina, qué gusto saber de ti en estos lados, amiga.
Respondo tu pregunta: Mis suegros eran chinos "de po'allá". Mi suegro regresó una vez y mi suegra jamás volvió, pero siempre se sintió de paso en Chile, hasta que los hijos comenzaron a casarse acá, ahí ya no se habló más del tema.
Yo soy espanola y vivo en Italia, me paso la vida despidiendome de mi gente, aqui y allà, y todas las veces duele...sin embargo, soy feliz con sentirlos cerca. Aveces la distancia fisica no determina la soledad que sentimos.
Sara M.
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