Eran las cuatro y tanto de la tarde y encendí las luces de paso en mi casa. Junto con eso me puse a mirar la lluvia y las nubes que oscurecen todo y recordé los días de invierno de mi niñez cuando en el campo no había luz eléctrica como ahora, para todo y para más de lo que necesitamos, y en todos los lugares imaginables.
Uno aprovechaba hasta el último rayo de luz sin encender lámparas ni velas y era el atardecer una hora muy melancólica que solo terminaba cuando llegaban los mayores con las lámparas marca Aladino, a parafina, con su preciosa luz y comenzaba la intimidad a su alrededor. Ahí jugábamos, leíamos, y a veces cantábamos con la mamá, y para mi era lo mejor cuando sucedía porque aunque no era muy seguido se me quedó marcado como unos de los momentos mágicos en esa casa vieja y llena de historias y de Historia y ya, hace años, demolida.
Pensando en ésto puedo decir que no me molesta nada cuando se corta la electricidad, porque con sólo encender una vela ya se arma un ambientazo que invita a la convivencia a un ritmo humano.
8 comentarios:
La luz suave...nos dulcifica un poco! un beso Ale
Qué bonito, Alemamá.
El recuerdo de la niñez tiene mucho encanto, pero si ahora fuera igual todo sería peor. ¿Te imaginas que no funcionaran el lavaplatos ni el lavavajillas ni el secador del pelo? ¿O que hubiera que tener siempre petróleo para no estar al anochecer a tientas?
En mi barrio, hace años, se fue la electricidad durante 24 horas. Al principio fue muy divertido, pero luego todo se puso serio: subir al 3º piso, a tientas, fue desagradable, como de pesadilla.
Que lindo lo que cuentas AleMamá.
Saludos Santiagueños.
Son lindos esos recuerdos.
Lamentablemente, los peruanos asociamos noches sin luz, alumbrados por velas, con tiempos muy tristes que nadie quiere volver a vivir.
En cambio en el Peru ,relacionamos los apagones con malos tiempos nada romanticos por su puesto.
Se te olvidó el brasero. Cuántos cuentos escuchamos a la luz de las brasas, allá en el Sur, todavía es así, aun con la electricidad y el gas.
Lindos momentos que nos alegran en los días difíciles.
Qué bonitos recuerdos amiga, me ha encantado tu escrito. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Yo recuerdo como mágicas las tardes de lluvia del otoño, cuando empezaba a hacer fresquito.
Eran momentos que ensanchaban el alma
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