Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



jueves, 15 de diciembre de 2005

La Visita Menos Pensada

Historia escrita por Irma Rodríguez

Se levantó temprano aquel día; a pesar de empezar a sentir el peso de la criatura en su vientre, debía hacerlo para mantener el orden y aseo de su tranquilo mundo como fue su costumbre a lo largo de tantos años de callada tristeza y amargura viendo llegar y pasar sus lunas sin lograr concebir, arrastrando la maldición de su esterilidad mientras podía sentir las solapadas burlas de las jóvenes de fácil gestación. Además estaba el peligro de que alguna casamentera convenciera a su marido que podía desposar a una doncella y asegurar su progenie en un cuerpo fértil, repudiándola por ser un sarmiento seco. Ignoraban el sentido de justicia y acatamiento a la Ley del Señor de su esposo, que había prometido que nunca la despediría de su casa por no poder darle el ansiado hijo.

¡Así siguió todo por años! : su amor se convirtió en amistad y cuidado mutuo, viviendo como buenos hermanos hasta aquel día en que regresó inexplicablemente mudo del santuario del Señor luego de su turno para ofrecerle incienso. Trató de explicar por señas algo que no logró hacer entender, y su mujer, desde entonces se dedicó a cuidarlo con su antiguo amor de esposa y reiniciaron su matrimonio con una ternura y vitalidad de la que se creían incapaces, y un buen día entre náuseas y dicha supo que venía, en su vejez desesperanzada, el hijo suplicado y añorado de toda la vida. Con la dicha surgían los problemas, sabía que no sería un alumbramiento fácil, el trabajo de la casa demandaba gran esfuerzo: acarrear agua de la lejana fuente, moler el grano a fuerza de mazo, mantener el huertecillo, hilar y tejer las ropas de la criatura y además hacer la comida y mantener el fuego. Para su edad era demasiado pues debía reservar sus fuerzas para ese don del Cielo que sentía latir muy suavemente por las noches.

Procuró encontrar entre sus vecinas a alguien que la acompañara pero todas se negaron. Sus hermanas dijeron que vivían lejos y tenían sus propias ocupaciones, y a la prima Deborah no se hubiese atrevido a molestarla por el alto cargo e su marido, tan principal. En última instancia surgió el nombre de la pequeña María, pese a que en su opinión era muy jovencita e inexperta, y además preparaba sus esponsales viviendo en oración, pero fue la única que contestó con premura y buena voluntad.

Aún no comenzaba a calentar el sol cuando la divisó venir presurosa por la colina, quedando estática al verla nimbada por una luz áurea, con el rostro resplandeciente y sobre su cabeza parecía tener una diadema, aunque ella sabía que aquello era imposible.

De inmediato la criatura saltó en su vientre con una vitalidad y felicidad que la contagiaron, y llena del Espíritu corrió hacia su prima con los brazos en alto, exclamando: ¡Bendita tú, entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

Justificar a ambos lados


8 comentarios:

AleMamá dijo...

Post Scriptum:
Éste es un aporte de mi madre. Me lo dió para hacer de ello lo que quisiera. Yo he acogido como un tesoro esta meditación sobre la Visitación de María a Isabel.

Lo escribió a mano, obvio, si no se entiende con el P.C aunque le encantaría, ¡y de una vez! Se nota que lo había madurado muchos años en su mente y su corazón. Lo publico cerca de Navidad por la íntima relación de los sucesos.

Con el inmenso amor de hija que le tengo a mi madre y con la admiración que me producen sus dotes, lo comparto con Uds, mis amigos.

Juan Ignacio dijo...

Confieso que tengo cierta dificultad con los relatos "imaginarios" sobre Jesús, la Virgen y otras personas "bíblicas", pero este es muy lindo.
Saludos.

CATA D dijo...

Muy lindo, de verdad,me conmovió, es una postal preciosa de la forma en que Juan Baustista fue concebido y de la visita de Nuestra Señora a su prima Isabel.De hecho, se lo voy a mandar a mi mamá. Felicitaciones a tu mamá por este relato tan bonito y muchas gracias por dejarla compartir esto con nosotros.

AleMamá dijo...

Mi vieja va a estar feliz de sus amables comentarios.

Sí, Juan Ignacio, a mí me pasa un poco lo mismo, los tomo con pinzas, pero sirven para usar toda la "infraestructura" pues tenemos imaginación y memoria, etc --Finitud lo sabe mejor :) -- y no es malo si nos sirve para ponerle carne y sangre a los prersonajes bíblicos, para que no sean sólo de papel, ¿cierto?

Cata: Igual, me da tanto gusto que te gustara. Mi madre ya no es joven y lo verá desde la perspectiva de los años, aunque ella tuvo seis hijos :)

Anazia dijo...

Un punto de vista un tanto diferente al que estoy acostumbrada, gracias por compartirlo.

Anónimo dijo...

Ale, que precioso relato, me he emocionado, mucho más al saber que proviene de Irma. Felicítala de mi parte, lo ha bordado.
Y además lo has publicado cuando corresponde, en Navidad.

Un abrazo a las dos y gracias por tus buenos deseos.

Anónimo dijo...

Es precioso, al principio pensé que era una historia más bien costumbrista hasta que salió María.
Super lindo, super humano, super Divino.

Escribe lindo mi mamá, se nota que con mucha pasión y dedicación a la buena lectura ha logrado absorver algo de aquellos maestros de la pluma.

Creo que no sería nada de mala idea que siga escribiendo cuentos cortos a partir de historias conocidas, como mi mamá conoce harto de la vida del campo eso le ayuda mucho en las descripcciones.

Yinia dijo...

Yo sé el gusto que tiene la Tatay por la lectura y escritura, me emosiona muchísimo que despues de la tarea cumplida y con "creces". Pueda dejar fluir sus talentos, Continue Tatay tiene mucho por entregarnos aún.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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