Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



domingo, 7 de enero de 2007

¡¡Llevar a Mil!!



Escribí este cuento para el concurso "Santiago en cien palabras" y como no salió agraciado con nada, lo publico en mi sitio, que para cosas así y sobar un poco el ego, también sirve :)

Levantó muy alto sus bolsas con verduras: ¡sacar a mil!

Sus musculosos brazos lucían firmes y bronceados por su incesante ejercicio y exposición a la intemperie; ¡Interesante el tipo, tincudo, buenmozo!

Se detuvo la mina en el semáforo y le compró unas habas enormes, brillantes, peladas por las manos ásperas de su mujer en la dura realidad poblacional.

Cada día igual; habas en invierno, duraznos fragantes en verano; solarium en invierno, piscina en verano; sus realidades se encontraban en esa esquina cada jornada, hasta aquella en que de tanto cruzar la vida y las miradas, la mercadería vendida fue su propia carne.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos

Por fín entré yo también a tu espacio de comentarios

M

ecasual dijo...

Es un gran relato y observación de realidades.

Muchos besos, querida Alemama.

almena dijo...

Felicidades, Alemama. No es nada fácil resumir una historia en cien palabras.

Un beso!

Cari o Carina dijo...

Grandisima historia, y en muy pocas palabras, me gusto. el final clarisimo, evidente.

a lo mejor no saco nada, solo por que es una realidad generalizada y no tipica solo de este país. pero en fin te felicito, por enviarlo, por ese gran valor, pues yo no lo he tenido.

Adiosines

Semilla dijo...

¡Gracias por la receta! Nosotros la hacemos tal como tu la explicas PERO, como no tenemos frascos de cierre hermético, le colocamos una aspirina molida en cada frasco y esperamos unos 2 o 3 días (hasta que se forma una "capa protectora") entonces lo tapamos... Así dura un año he incluso más... eso si hay que sacarle la capa antes de consumirla
GRACIAS otra vez
CARIÑOS MILES

Marina dijo...

Hola!! Yo, yendo y viniendo de la blogosfera...me gustó mucho tu texto y bueno, ahora sí salió agraciado, con la publicación en tu blog ;-). Un abrazo y la paz de Jesús

Anónimo dijo...

Lo de vender la carne, mientras no duela...

AleMamá dijo...

"Vender su propia carne" sí duele, máxime si hay familia, mujer (u hombre) de por medio, y si es por la presión del poder del dinero y de las ventajas que da el físico de gimnasio contra una mujer trabajadora en duras condiciones.

Saludos, Amor.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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