Ya he contado que mi hija está por 5 semanas en mi casa, lo que nos ha permitido conocer muy de cerca a Isabel, pues no es lo mismo una visita esporádica que estar todo el día compartiendo con ellos.
Nos está sucediendo que cada mañana, pero notoriamente el fin de semana, nuestra cama se ha transformado en un patio de juegos y de convivencia generacional, porque en cuanto abajo sienten actividad sube mi hija con la niña y se nos meten a la cama. Ya somos 4, pero en el tonelaje sólo contamos 3 y mi marido, que es muy ingeniero para sus cosas, saca la cuenta de los kilos por cm2, y se queda mientras considere que no vamos a pasar de largo hasta el primer piso con cama y todo, que ya sería un vehículo espacial, supongo, en la imaginación que ponemos a cada detallito nimio. Pronto llega mi hija Memé a sumarse al grupo, entusiasmada por las risas y juegos de todos y que la sacaron de su sueño de fin de semana. Todos nos transformamos un poco en niños, y he redescubierto las posibilidades lúdicas de mi lecho, porque en un momento es una guarida de leones rugientes, después --muy poco después, pues hay que variar constantemente de actividad-- es un escondite de juguetes, un campo para gatear y --todo hay que decirlo-- un laboratorio con todo lo necesario para descubrir la fuerza G, por los muchos juguetes que hay que recoger y las advertencias que hay que dar de que "si las niñitas se asoman al borde de un precipicio, aunque sea la cama de los abuelos, se caen y se pegan en "el melón".
Todos los juegos que hemos inventado ahí para los hijos y los nietos se van transformando en algo entrañable, un tesoro para preservar en la memoria, porque crecen muy rápido.
Nos está sucediendo que cada mañana, pero notoriamente el fin de semana, nuestra cama se ha transformado en un patio de juegos y de convivencia generacional, porque en cuanto abajo sienten actividad sube mi hija con la niña y se nos meten a la cama. Ya somos 4, pero en el tonelaje sólo contamos 3 y mi marido, que es muy ingeniero para sus cosas, saca la cuenta de los kilos por cm2, y se queda mientras considere que no vamos a pasar de largo hasta el primer piso con cama y todo, que ya sería un vehículo espacial, supongo, en la imaginación que ponemos a cada detallito nimio. Pronto llega mi hija Memé a sumarse al grupo, entusiasmada por las risas y juegos de todos y que la sacaron de su sueño de fin de semana. Todos nos transformamos un poco en niños, y he redescubierto las posibilidades lúdicas de mi lecho, porque en un momento es una guarida de leones rugientes, después --muy poco después, pues hay que variar constantemente de actividad-- es un escondite de juguetes, un campo para gatear y --todo hay que decirlo-- un laboratorio con todo lo necesario para descubrir la fuerza G, por los muchos juguetes que hay que recoger y las advertencias que hay que dar de que "si las niñitas se asoman al borde de un precipicio, aunque sea la cama de los abuelos, se caen y se pegan en "el melón".
Todos los juegos que hemos inventado ahí para los hijos y los nietos se van transformando en algo entrañable, un tesoro para preservar en la memoria, porque crecen muy rápido.
13 comentarios:
¡Deben pasarlo fantástico!
¡Y la bebita mucho más!
A disfrutar el momento :)
que lindo!! yo jugaba en los brazos de mi abuelo, sus brazos, cara y cabeza eran la carretera para los cochecitos!! que paciencia de hombre!! saludos. Hilda
yo disfruté muy poco a mis abuelos, fallecieron cuando yo era muy niño, pero aún recuerdo los cuentos que me contaban. Bellos recuerdos me has traído.
Saludos
Dicen Ale, que es muchísimo mejor ser abuelos que padres... Y ustedes son la prueba irrefutable de la verdad de esta afirmación...
y yo agregaría que más aún, siendo abuelos es posible también mejorar en mucho hasta su paternidad... Tú me dirás si no...
Saludos...
Ulysses, gracias por venir. Te conozco del blog de Only Mary (más amorosa que es). Me alegro de traer buenos recuerdos. Saludos
Guillermo, creo que has acertado en que al ser abuelos mejoran ciertos aspectos de la paternidad, pues uno va acercándose a los hijos en un tema que sólo compartimos los que somos padres, un lenguaje y sentimientos comunes difíciles de comprender desde la orila del ser hijos solamente.
Gracias por pasarte por mi sitio una vez más. No he podido visitarte, pero lo haré.
son de las cosas más gratas que recuerdo de casa de mis papás.
disfrútalo!
Eso sí que es “hacer familia”. Felicidades.
Esos momentos son de oro puro, así q sacales el mayor provecho posible. Un beso,
Mariespe
¡como te entiendo amiga!. El edredón de mi cama necesita lavarse contínuamente, tiene babas, algún que otro resto de pañal.... ¡Menos mal que la lavadora lleva 8 kilos.
Disfruta mucho Alemamá.
Un beso
María Jesús
Hemos disfrutado de nuestros hijos y ahora es el momento de hacer lo mismo con nuestros nietos y desde luego la cama es uno de los mejores lugares para ello.
Cuando están en mi casa, también vienen a la cama para despertarme, entran sigilosos y me despiertan a cosquillazo limpio.
Ahora es un buen momento para disfrutar de ellos, hazlo.
Un beso.
Esas cosas son divertidisimas y quedan recuerdos para siempre
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