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martes, 15 de junio de 2010

Sucedió en el sur. Historia de la novia asesinada


Mustafá, el comerciante del bazar más completo de la villa, tenía buena voz para cantar, aunque sus sonidos en lengua de Palestina sonaran fuera de lugar en una cárcel de un pequeño lugar del sur de Chile. _¿Estará orando? se preguntaban sus guardianes. Lo ocurrido en su familia ha sido terrible, ¡y tan lejos de sus gente! Pobre turco, debe estar deshecho después de la muerte de su hija Jazmín.

Corrieron rumores, se inventaron historias, se mintió mucho, pero no hay secretos en un pueblo tan chico como ese, y pronto todo era de conocimiento público. Al ir decantando la verdad entre tantas mentiras se pudo ir aclarando lo sucedido.

Jazmín tenía una relación de pololeo con un muchacho de una buena familia conocida del pueblo, pero el chico tenía un pero: no era de la raza de su noviecita y para un palestino de la generación de Mustafá era inaceptable como candidato a yerno. Ellos se casaban con sus paisanos. Era lo "correcto".

Ante tamaña oposición del padre y los hermanos, la niña se encontraba a escondidas con Renato en la casa de su amiga Laura, y de tantos encuentros subrepticios pasó lo que sucede generalmente y Jazmín se embarazó.

No era broma el asunto. Ya era cosa de honor, ¡y el honor de un palestino se lava con la muerte del culpable, más si es de tu propia sangre, y lo hacen los ofendidos, su propia familia, personalmente! El viejo dió órdenes a sus hijos de proceder, y ¡vaya si procedieron!: la estrangularon. 

El padre seguía cantando en la prisión sus "oraciones", día tras día, y se supo que con sus estrofas daba instrucciones de cómo  declarar a la policía a sus hijos, que también estaban presos. Su idioma no tenía traductores locales. 

Las declaraciones unánimes fueron aceptadas, pese a que  uno de sus hermanos tenía las uñas marcadas en su cara y cuello. Además consiguieron un parte médico, de un conocido galeno del pueblo vecino que hacía cualquier cosa por dinero, y el turco pagaba bien. El certificado afirmaba  que la mujer había muerto por la pérdida del hijo que llevaba en su seno. Era deshonroso, pero ya se había limpiado la mancha con su deceso. Todos salieron libres y nadie dijo nada, ni el padre del infante muerto, quizás demasiado joven y dolido para hacerlo.

****

La historia tuvo un epílogo muy propio de sociedades tan pequeñas: La amiga de Jazmín, Laura, con el tiempo se casó con el noviecito de su amiga asesinada. Tuvieron familia y se quedaron en el pueblo, y cuando mucha agua corrió por los caudalosos ríos de la zona, los nietos de Mustafá se han ido mezclando normalmente con las familias locales, cosa que su desdichada hija no pudo hacer.


19 comentarios:

AleMamá dijo...

Historia vieja contada por mi madre.

Los nombres los he cambiado porque los descendientes de los personajes que aparecen acá siguen ahí con sus vidas normales.

¿Quién recordará estas cosas?

ojo humano dijo...

Como dirìan los chicos: Brígida tu hostoria.
A veces la vida supera la ficción ¿no?

AleMamá dijo...

Sí, hay historias que la superan. Algo de fantasía habrá, con tanto tiempo entre los hechos y mi relato, pero las historias de pueblo chico tienen una gran base de verdad.

Yo conozco a muchos de los que hablo.

chrieseli dijo...

Siempre sucede de la misma forma. Al cabo de los años, todo lo que importó tanto, queda en nada

Winnie dijo...

Las historias quedarán mientras las contemos...Curioso!!! Un beso Ale

AleMamá dijo...

Todo pasa....el tiempo todo lo olvida o pone en su lugar.

Espero no haber cometido una injusticia. Así me lo contaron y me he ahorrado detalles de como siguió la historia de los encuentros y mezclas entre los implicados, hasta hoy en que ya van naciendo los bisnietos de los protagonistas que vivieron para dejar herederos.

Gabriela dijo...

Qué triste final para una muchacha enamorada.
Intolerancia...

Hilda dijo...

que horror que este tipo de cosas siga pasando actualmente, porque la historia tendrá tiempo pero si escarbamos en las noticias actuales....
Abracitos. Hilda

AleMamá dijo...

Gaby: más que intolerancia eran unos usos culturales ajenos.
La chica estaba enamorada es cierto, pero faltó también a las normas morales de siempre.

Por supuesto que no es motivo para matar a nadie y menos siendo cristianos, porque pese a ser palestinos eran mal llamados "turcos" por venir con pasaportes del Imperio Otomano que era conocido como Turquía por sus contemporáneos.

Triste historia, la verdad.

Saludos

AleMamá dijo...

Querida Hilda: en la Europa de HOY se sabe de muchos casos como éste. Por cuestiones de honor o de apostasía al Islam los propios parientes matan a las culpables, y no es raro que manden a los menores de edad por ser inimputables...un horror muy lejos de nuestra mentalidad cristiano-occidental, ¿cierto?

Marta Salazar dijo...

y ahora son duenos de un banco ;)

habría que escribir una historia tipo Romeo y Julieta, en Espana de hoy, entre una familia "espanola" y una "mora";

entre paréntesis, hay una historia así, es un sainete lírico, llamado "Moros y cristianos"... los protagonistas se llaman Daniel y Amparo ;)

Viste esto que escribieron sobre mí, pensando que soy espanola...

No soy española

saludos!

Marta Salazar dijo...

a propósito de lo que se dice en el foro, esto del honor no es sólo propio de los musulmanes... además, como nos decía el cardenal Sodano, los musulmanes de una parte del mundo y de otra, son muy diversos, no se puede comparar -proseguía el cardenal- entre un musulmán de Arabia Saudita y uno de Singapur...

yo vivo entre musulmanes (40% en mi pueblo) y NUNCA he visto nada parecido... es más, en mi caso, los ataques vienen de otra parte...

saludos!

PS: de acuerdo con Gabriela

Fernando dijo...

Hola, Alemamá. La historia es estremecedora y está muy bien contada. ¿Realmente la convivencia entre la familia palestina y los vecinos pudo seguir normalmente?

Es curiosa la casualidad. En España, en los años de prosperidad, han venido casi 1 millón de musulmanes, casi todos de Marruecos. La mayoría son buena gente, trabajadores e integrados, pero hay una pequeña minoría de locos, como los protagonistas de tu historia. Algunas de sus mujeres se pasean por la calle con el burka, como si esto fuera Afganistán, y hay ahora aquí una gran discusión sobre si esto se les puede prohibir (por razones de orden público) o si hay que dejarles por motivos religiosos.



(¡¡¡Ya sólo queda 1 hora: a ganar a Honduras!!!)

Fernando dijo...

¡¡¡GOOOOL!!!

Capuchino de Silos dijo...

¡Felicidades por tu partido!

AleMamá dijo...

Fernando, hoy ha sido un día rarísimo....desde la espera a las 7:00 de la mañana para ver el partido, luego una reunión con una amiga en otro lado (no había NADIE en las calles, pues seguía el partido) junta con otra persona en casa....mi hermana a almorzar, otra amiga después acá y personas haciendo arreglos en el piso del living.... etc....no había visto tus comentarios.

Gracias por estar atento. Acá comentamos si es mejor opeor par aChile que haya perdido España hoy. Yo no lo sé, pero sí creo que tu país deberá correr el doble par arecueprar esos puntos y preferiría que los gane contra Honduras, jeje

Saludos

AleMamá dijo...

Fernando, sí, pudo seguir por otros derroteros, pues aún son vecinos muy estimados en ese lugar.

Saludos de nuevo

AleMamá dijo...

Sí, los musulmanes de Bali, por ejemplo son harrrrrrrto más libres y felices, me parece, que los afganos.

Los personajes de esta historia pasada y superada eran cristianos, pero las raíces culturales son más o menos las mismas. Pensemos nada más en las vendettas del sur de Italia, muy cerca de Palestina y norte de África.

Anónimo dijo...

Wow, no entiendo como "el honor" puede ser más importante que la vida de un hijo...Esas cosas no me entrar en la cabeza...

Bohemia

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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