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viernes, 17 de diciembre de 2010

Historia de Navidad


Sus seis hijos esperaban con ilusión un regalo esa navidad. Él la esperaba con angustia por la falta de trabajo. Su negocio no marchaba, pero las deudas llegaban puntualmente en forma de cartas de todos colores. Parecía otoño con sus hojas caídas.

Unos días antes de Nochebuena consiguió una carga de pinos reales para ser vendidos como arbolitos de navidad en la capital, a unos 300 kilómetros de su hogar. Se suponía que pagarían mejor por algo natural. 

Partió en un viejo camión remendado, lleno de proyectos para los niños y siguió todo el camino preocupado de que el cacharro no fallara; revisar los neumáticos, controlar la temperatura del agua, cuidar de que no le pasaran un parte por algún detalle legal, y mil cosas más. No fue suficiente. El camión decidió echarse y no andar más y por estar tan cerca las fiestas en el poblacho  donde se detuvo no era posible conseguir ayuda. 

Hasta ahí llegó el viaje. Los pinos sufrían por el calor de diciembre y era un pequeño pero importante capital invertido. Había que cuidarlos y tratar de salvar la plata e intentar llegar a casa con buenas noticias antes del 24. Hizo de todo para lograr los objetivos, pero sólo pudo vender unos pocos al costo o menos. Ya desesperaba de impaciencia, pero no era lo peor.

Todo esfuerzo resultó en vano. Debió dormir debajo del vehículo, sólo y triste, pensando en su familia que ya no tendría la fiesta ni los regalos. 

El Niño Jesús, que no ignora las verdaderas necesidades, tenía una sorpresa: una prima de su mujer, advertida de  lo que pasaba, llegó esa noche en que sólo se pensaba en dormir para no pensar ni sufrir, con un cargamento de juguetes que ni soñadndo la familia podría haber adquirido tal como estaban las cosas: ¡triciclos para el más chico!, ¡auto a pedales para el mayorcito!, pelota de fútbol -de verdad- para otro, y para las niñitas mayores un anhelado diario de vida, muy importante a los 14 años, y otras cosas por el estilo, pequeñas pero bien elegidas.

Junto con los regalos llegó una cena completa para todos, y la única gran pena fue que el papá no lo supo a tiempo y pasó la Navidad más triste de su vida.

12 comentarios:

Fernando dijo...

Ay, Alemamá, aquí en España tu historia no resulta nada extraña, pues muchas familias no van a tener estos días nada, salvo lo que les den en Cáritas o algún familiar menos arruinado. No sé si todos tendrán la suerte que tuvo el protagonista de tu historia.

Me hizo gracia lo de "sufrían por el calor de diciembre", cuando en Madrid rondamos los 0 grados.

Ojalá todos hiciéramos algo para remediar un poco la situación de gente como la de tu historia.

Natalio Ruiz dijo...

Son duras esas navidades para esos padres. Debe ser de las cosas que más duele pensar en los hijos....

Respetos adventistas.

Natalio

AleMamá dijo...

Fernando, sí hacemos algo muy concreto. En mi parroquia compramos unas cajas de cartón para la ocasión, cuyo precio incluye un pollo (que se colocará en el último minuto) y las vamos llenando de las cosas indispensables para que otra familia tenga una cena digna para esta fecha.

Hay cajas para una persona hasta lo que se te ocurra...14, 18 personas....y ¿me puedes creer que nos las llevamos primero las más grandes? Han estado avid¡sando que las de una persona han sido las más difíciles de colocar. Yo, personalmente llevo para 4, más no puedo, pero me fijo que haya niños, porque no faltan las familias en que colocan "chiquitos" ¡de 45! ahí si que lo considero un abuso, pero puede que me equivoque.

Saludos

Gabriela dijo...

Lo que más me apena es que el hombre lo pasó solo, angustiado y sin saber que su familia había recibido una importante visita.

Andy dijo...

En la misma línea de Fernando encajo mi comentario.

últimamente, cuando voy para clase por las tardes, veo muchísima gente haciendo cola en Cáritas de la parroquia Ntra. Sñra. de Fátima.

Es verdaderamente triste... al menos consuela ver gente tan bondadosa y ejemplar que dedica parte de su tiempo a elaborar las cajas que tú comentas.

En fin, gracias por compartir esta historia de Navidad con nosotros.

Un abrazo.

AleMamá dijo...

Gaby, por suerte tuvo un final bastante feliz. Son fechas tan señaladas que las penas se sienten peor.

Besos

AleMamá dijo...

Natalio, que gusto me da que tengas un minuto libre para dedicar a los amigos. Gracias

Juan Ignacio dijo...

¿Es verídica?
Perdón, quizás fue la preguntonta del mes.

AleMamá dijo...

Juan Ignacio, sí, es verídica, de hace muchos años atrás, cercana y superada, gracias a Dios.

Winnie dijo...

Historia leo que verídica....pero ya pasada.....Ay Ale el corazón de un padre es TAN GENEROSO A VECES. Un beso para ti

Fernando dijo...

Un aplauso a la tradición de tu parroquia, Alemamá.

maria jesus dijo...

La prima de la familia si vivió realmente la Navidad, y la familia aceptando los regalos hechos de buena fe, que, a veces, por falso orgullo.....

Es magnífica esa costumbre de tu parroquia. En España mucha gente trabaja por proporcionar una buena Navidad a los que no tienen, pero no conozco nadie que lo haga de esa manera. Es una buena idea, a tener en cuenta

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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