Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



jueves, 14 de julio de 2011

Última voluntad


Totò del blog Gramática y Películas Mentales ha subido un post  que me dio tema para esta entrada.

Tengo una fobia a volar que aún no supero, pero cada vez es menos y menos. En alguna de esas ocasiones he dejado, donde pueda ser encontrado, un pequeño y general testamento e instrucciones breves sobre cosas importantes y sobre todo para que quede constancia que quiero a todos los míos  y que deseo que ellos se quieran. Cuando he regresado lo encuentro divertido, pero no le quitaría ni una coma a lo estipulado ahí.

Mi papá se encargaba cada tanto de dejar dicho que quería ser cremado (también yo, si fuera posible) pero además quería que sus cenizas fueran esparcidas encima del mausoleo de su familia (la de mi mamá tiene otro en Santiago). Yo me negué rotundamente en su momento, porque le hacía ver que el muerto ya estaba al otro lado, pero que los que quedábamos necesitábamos un lugar físico para recordarlo mejor y sobre todo, el cuerpo que poseyó en la tierra "transportaba" su alma inmortal, y como creyentes sabemos que en él deberemos resucitar y no me parece digno de un ser animado por un alma así, destinada a la eternidad, ser luego transformado en pasto y que se lo comieran los conejos del cementerio de San Javier. Eso no impediría la resurrección, no es eso, sino algo de respeto por lo que hemos sido....digo yo.....¿y tú, qué dices?



15 comentarios:

Winnie dijo...

Qué cosas Ale. Justo hoy pensaba que yo que nunca lo había considerado...ahora creo que quiero que me incineren. No necesito estar en un sitio.... creo firmemente que me "iré" a un sitio mejor al morir....lo que queda aquí...poquito me importa.
Un beso grande

AleMamá dijo...

Winnie, ya no estaremos ni decidiremos nada, pero no es lo mismo, creo yo, ¿o nos da lo mismo poner o no poner flores a los que amamos? Yo voy sólo dos veces al años al cementerio, pero es una cosa especial para los que quedamos. POr uno, ya no importa, ya se dijo la última palabra, pero los que quedan....hay algunos que sí necesitamos algo tangible, aunque sea unas cenizas.

Besos

Gabriela dijo...

Yo no creo que los muertos reposen donde los enterramos. Creo que están a nuestro lado a cada instante. Por eso no visito a mis muertos en los cementerios en los que están. Siento que sería como decirles "tú ya no eres parte de nosotros y solamente cuentas cuando vengo hasta acá verte".
Yo los llevo conmigo a todas partes, por eso no tengo necesidad de ir a visitarlos.

AleMamá dijo...

Yo también, Gabriela, pero dime si no es un acto de respeto y recuerdo el tenerlos en un lugar identificado.
¿Cómo olvidar todo el año a mi papá o mi abuela o mi primo Manuel Fernando fallecido a los 33 sin recordarlo en cualquier parte? No, es un modo de respeto también, creo yo, y lo de ir o no a los cementerios es algo muy personal, porque definitivamente, no están ahí. A mi, personalmente, me encantan los cementerios; los encuentro interesantísimos con o sin parientes enterrados ahí.
Cariños.

Gabriela dijo...

Visto así, te doy la razón. Como si fuera el lugar de llegada luego de una largo viaje. Debe ser terrible no saber dónde terminaron nuestros seres queridos una vez que nos dejaron.

Marta Salazar dijo...

hey Alemamá! sería super bueno ver fotos de los mausoleos!

yo tengo varios trucos para superar esas fobias... pero sería muy largo explicarlas aquí... ;)

saludos!

PS: sobre poner flores: los judíos ponen esas piedrecitas blancas... las conoces, verdad?

PS: yo no quiero que me incineren, porque le tengo demasiado miedo al fuego; me regalé a la anatomía, así sirvo de algo :) a los estudiantes para que aprendan :)

PS3: como Gabriela, yo tampoco soy de ir al cementerio...

Fernando dijo...

Yo digo que aunque sea una cosa irracional es mejor ser enterrado y que tu familia siga yendo a verte y crea que, de alguna forma, tú sigues ahí, tras la lápida. La idea de morir y que a las pocas horas tu cuerpo ya no sea nada más que ceniza me produce un agobio irracional, absurdo, por lo que voto por el enterramiento tradicional.

Este post me recuerda que a la vuelta de vacaciones, en septiembre, debería hacer testamento de una vez: parece algo imprescindible, no teniendo herederos legales.

Miriam dijo...

Sobre incinerar o enterrar, no sé.
Sobretodo creo que es importante no generar una guerra.
Hace un año murió el padre de una amiga, hija unica. Cuando estaba en el tanatorio un primo del difunto, se acercó a ella para recordarle que en una conversación, el difunto había dicho que quería ser incinerado. Y ahora ella tenía que cumplir .
Mi amiga prefería enterrarlo junto a su madre (mujer del fallecido) y creia determinante un comentario hecho una tarde por su padre. Pero el insistir del primo le generó dudas y malestar
Que pena que en un momento así, alguien tenga que hablar demasiado, aunque sea con buena voluntad

AleMamá dijo...

Marta, si me pudieras dar los tips para las fobias aéreas (también la tengo a las alturas, me da vértigo) te lo agradecería.

Lo de regalarte para estudios de anatomía quizás podrías revisarlo, pues ahora están haciendo las clases con modelos de resina que son tan perfectos que en ellos pueden practicar desde poner inyecciones hasta hacer intervenciones mayores. Son extraordinarios y reciclables.

Saludos. Están muy buenos tus posts en tus sitios.

AleMamá dijo...

Miriam: es todo un tema que en definitiva deben decidir los deudos que son los responsables. Yo trataría de hacer la voluntad del difunto, y en caso de duda, lo mejor para los que quedan. Por supuesto que hay que ser muy prudentes en los momentos críticos con los deudos más que con el finado, pues son momentos que dejan huellas muy profundas.

Besos

AleMamá dijo...

¡Ah!, Marta, el mausoleo de mis tatas paternos tiene pasto encima (ya nadie cuida las flores) y el de mi mamá en Santiago, en el Cementerio General es más "urbano", es como una casita con capacidad para ¡24 "habitaciones" más una huesera! definitivamente sobredimensionado por mi abuela, porque de a poco se han ido comprando los suyos en el Parque del Recuerdo, cementerio parque que hace olvidar lo que es la muerte, me parece.

Marta Salazar dijo...

yo no sé si haga olvidar la muerte... pero tal vez es bueno verla de otra manera... como una amiga y no como algo que se nos viene encima, que es la forma en que me hace a mí pensar, cuando veo la arquitectura tanto del cementerio general (terrible), como la del católico, en Santiago... veremos cómo cambia la percepción de la muerte con este cambio en los cementerios, esta -seamos sinceros- gringolización de los cementerios, en Chile... que yo considero positiva,

un abrazo!

AleMamá dijo...

La gracia de los cementerios-parque es que una vez que desaparezcan los deudos que te visitaban eso quedará como área verde, así dicen al menos. Es mucho más agradable de ver en conjunto, pero los cementerios tradicionales aquí, en la Recoleta de B. Aires o en París, tiene mucho encanto por la historia que guardan y que se nota en ellos. Obras de arte, reseñas sobre sus "habitantes", etc

From the Life and Songs of the Olympian Cowboy dijo...

En septiembre crearé mi primer testamento legalmente porque hacen descuentos por esas fechas. Que quede testimonio de lo que quiero. Lo que no deseo es que la gente que quiero se torture innecesariamente. Que el rito de la desaparición de mi cuerpo sea lo más rápida y que evite dolor extenso. Yo expreso lo que deseo. Pero en la realidad quiero que las personas que me aprecian hagan lo necesario para sentirse conformes consigo mismas. Si quieren dejar mis cenizas en una cripta está bien. Sólo no quiero que se torturen. Besos, ale.

AleMamá dijo...

Totò, sabias palabras, amigo. Lo importante es que los que nos aman y se quedan otro rato en el mundo visible se queden tranquilos. Ésto es lo peor de cuando alguien se suicida, la angustia de no poder descansar en paz de los deudos llenos de preguntas cuando no de remordimientos.
Saludos. Es un gusto que de repente pases por acá.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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