Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



viernes, 25 de noviembre de 2011

Dar posada al peregrino

Dar posada, acoger, es dar un poco de ti mismo, pero el retorno es infinitamente superior


Mi familia de origen, en la casa de mis padres, estuvo siempre abierta para recibir a los amigos, amigos de los amigos, parientes, e inclusive -con los debidos resguardos- a alguna persona que no califica en ninguno de esas categorías, sólo porque a mis padres les caía bien. Siempre lo consideré natural, entretenido y enriquecedor. 

Las camas eran de plaza y media, o sea más anchas que las estandar actuales y, en caso de recibir alojados, podíamos dormir de a dos hermanos, y lo encontrábamos un panorama la mar de divertido, porque jugábamos, saltábamos, leíamos hasta más tarde, y otras cosas así de estimulantes. Jamás nos hicimos problemas, ni los grandes ni los niños.

Hoy, con todas las comodidades extra de la vida moderna, a mis hijos se les hace un mundo el tener que cambiar de lugar para cederle el dormitorio de abajo a la abuela que no puede subir muchas escleras, y eso que contra mis deseos se han ido apropiando del cuarto de alojados porque está abajo, y supongo que por la TV que no tienen en el suyo. 

Me molesta esta actitud. Han dado portazos, las caras largas no necesitan mayores explicaciones de los motivos y crean mal ambiente. Realmente uno palpa que  cuando se tiene menos dinero, objetos, o comodidades es más fácil acomodarse a sufrir un poco de relativa incomodidad. Creo que nosotros, en cierto sentido, éramos más felices que estas generaciones de comodones.




9 comentarios:

Gabriela dijo...

Mi mamá también cuenta que en su casa era costumbre acoger a personas amigas. Dice que mi abuela siempre cocinaba una ración más para "el ángel" y esa ración siempre encontraba comensal.
Además, todos vivían con la puerta abierta y la gente entraba sin tocar con el conocido grito: "uhh".

maria jesus dijo...

Mi casa siempre ha estado abierta a quien ha querido venir, pero mi última tanda de hijos tampoco soporta la más mínima incomodidad, aunque se la produzca un sobrino o alguien a quien quieren mucho. Me pregunto si es que esta generación es así o ha sido un fallo mío al educarles.

ARCENDO dijo...

Preciosa y acertada reflexión, más en estos tiempos de Adviento. Acordémonos de los peregrinos de Belén que no encontraron cobijo, más que un humilde establo...
Feliz y santo ADVIENTO. Abrazos.

Winnie dijo...

Qué razón tienes Ale. ¡Cómo nos cuesta ser generosos y ceder nuestras cosas!! Un besito y buen finde

Fernando dijo...

Así es, Alemamá. En la Jornada Mundial de la Juventud hubo mucha gente generosa, que acogió a jóvenes extranjeros, y a lo mejor su casa era pequeña o modesta. Y luego hubo otra gente que no le importó dar dinero o alimentos, pero a quien le horrorizó meter a nadie ajeno en su hogar.

Seguro que al final los hijos estarán contentos con la abuela y lo pasaréis bien.

Cyrano dijo...

Te cuento ale que mi casa estaba llena de amigos, primos y hasta menesterosos que mi viejo recogia en la calle(ojo he dicho menesterosos no borrachitos) por una noche y al luego al dia siguiente les buscaba un sitio para vivir...

ojo humano dijo...

Es otra generación.
Antes nuestros pastores eran recibidos con agrado (aún se conserva esa costumbre en provincias), ahora les buscamos un hotel cercano al evento.
Los tiempos cambian a todo nivel. No sé si para mejor o peor, cambian.
Besos.

இலை Bohemia இலை dijo...

Somos más comodones y egoistas, de eso no hay duda...

esteban lob dijo...

Hola Ale:

Es muy cierto. Yo a veces trato de explicarles a mis nietos cómo era el mundo en mi adolescencia, sin I-Pod, milagros de la electrónica, monitos en la tele las 24 horas, pero con aviones con hélice que demoraban 36 horas para llegar a Europa (haciendo escala en "cada esquina", Buenos Aires, Montevideo, Sao Paulo, Recife, Dakar,Zurich, Francfurt).O en mi infancia, en que ni siquiera existían las radios a pila y, para que decir, ni siquiera la TV en blanco y negro.Claro que en el vertiginoso mundo de hoy, las puertas abiertas de antes en muchos hogares, hoy lamentablemente no son seguras, porque al menor descuido te asaltan.

Cariños.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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