Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



martes, 18 de julio de 2006

Hablando del nombre

Esto del nombre no es chiste, ni algo poético o anecdótico, tiene unos alcances muy grandes y le he seguido dando vueltas al tema con este trozo de Romeo y Julieta de Shakespeare, Acto II. Escena II, muy conocida:



Julieta:- ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.
Romeo:- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?

Julieta:- ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es ni mano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro nombre! ¿Qué hay en un nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mi toda entera!

Romeo:- Te tomo la palabra. Llámame sólo "amor mío" y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!

Julieta:- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?

Romeo:- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.

Julieta:- Todavía no he escuchado cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Motesco?

Romeo:- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.
Bonito homenaje de enamorado el renunciar a su nombre, pero ella lo menciona un montón de veces, o sea, lo dicho,: lo mastica, saborea su nombre, a pesar de lo que le duele.

En el nombre para mí está significada toda la persona y puede que no sea el del bautismo o el registro civil, sino el que se da a alguien, y que le representa y el que lo pronuncia con esa intención tiene una persona o un ser delante de su intelecto.

Para mi madre, tengo un apelativo cariñoso, otro para mi padre y mi marido me dice un nombre inventado por él y que nadie más usa conmigo.

En el Apocalipsis 2,17, dice:
(...) al vencedor, le daré de comer el maná escondido, y también le daré una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe"
Es serio esto, por eso uno "cuida su buen nombre", se critica "arrastrar el nombre de la familia" a una oveja negra de las que nunca faltan, etc.

¡Para qué hablar del Nombre de Dios! Si ya el sólo nombre de cualquiera de nosotros es respetable pues nos involucra totalmente, ¡cómo no respetar el de Dios que nombra al QUE ES, el que los judíos no se atrevían pronunciar!

Bueno, cuando escribí la entrada anterior, estaba pesando en mi esposo y mis hijos y los que amo, y trajo cola. Esto estaba pensado como comentario o post scriptum, y ¡miren a dónde he llegado! Cuidemos con particular delicadeza nuestro nombre y el de los demás. Muchas veces es lo único que se tiene digno de preservarse.

15 comentarios:

ojo humano dijo...

"Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo."

Ya ves, estoy borgeana por estos días, aunque siempre es un tema para mí.

Los judíos ni siquiera nombraban a Jahvé, por el temor a tomar "el Nombre" en vano.

Sí, a veces creo que nos define.

Saludos hielados. Soy muy friolenta.

ecasual dijo...

Es muy cierto. A la larga el nombre es el resumen de una historia.
Saludos.

Semilla dijo...

Que tema tan interesante! Además de lo que ya dijiste, los nombres tienen una melodia... En realidad cada persona tiene una melodia que es su nombre ...como un resumen de la melodia completa, que seria muy largo cantarlo todo cuando alguien quisiera encontarte... Y es taan importante esa melodia, es la melodia conque atraemos a otras melodias que armonizen con la nuestra, o tambien rechazamos las que nos parecen disonantes. Yo pensaba que esta loca teoria era solo mia, pero hay un libro que habla de eso (¿importa que sea de ciencia ficcion?)... perdon, me alargue un poco y no se si se entendio ... les va abrazo como recompenza por la paciencia CARIÑOS ;D

AleMamá dijo...

Semilla: ¡Pero qué comentario tan precioso! ¡Si es como para un post en tu sitio! De verdad que lo saborearé un rato...parece que el sentido del gusto es mi favorito, jeje

¿Has leído los primeros cuentos del Silmarilión de Tolkien? Hay uno que no recuerdo su nobre raro, pero que me lo recordó tu poético comentario. Es de la creación del mundo, con el canto del creador que el hombre desentona después. ¡Lindo!

Juan Ignacio dijo...

Nombre y apellido necesitan dos análisis aparte. Y representan distintas cosas, ¿no?

AleMamá dijo...

¡Oh, Juan Ignacio! Ahora tenemos avatar, eh? me perece muy bien :)

Siempre es un honor tu visita; siempre aportando en forma discreta y exacta, gracias.

Sí, tienes toda la razón en cierto sentido, y conste que estoy desarrollando el tema mientras escribo esta réplica, pues aunque son cosas diferentes ahora, antes no existía esa diferencia pues uno era Fulano, sin apellidos, hasta que hubo la nesesidad de distinguir las procedencias familiares, etc.
Obviamente se pertenecía a algún clan y las ovejas negras manchaban la blancura del linaje y más que ahora, pienso.

La familia es un referente demasiado importante y a veces injusto en este sentido pues el nombre a que hago referencia es el de mi ser personal, el sujeto de mis acciones, el que nos identifica como individuos y ese nombre es el que tiene connotaciones únicas, propias, que tiene una cadencia (SIC) cuando uno lo "entona" como dice Semilla, con amor; del mismo modo, a veces se escupe un nombre, como que se disparan las sílabas, tratando de lanzarlas lo más lejos de sí. En fin, no es lo mismo, definitivamente el nombre que el apellido. HOY tienen una relación más práctica que nada.

Saludos a Finitud.

Juan Ignacio dijo...

Me considero más vale "pesado" que "discreto y exacto". Uds. se han tomado el trabajo de hacer un lindo y completo post y comentarlo a su altura y yo vengo y digo sólo dos palabras, sin involucrarme del todo en el tema. Eso sí, lo he leído, y si dejé algo escrito es porque me interesó.

Entiendo lo que dices ahora y estoy de acuerdo en casi todo; pero aclaro que me gusta pertenecer a una familia que se identifica por un apellido.

Saludos.

AleMamá dijo...

¿Quién no, Juan Ignacio? Yo reconozco en cada gene mi pertenecia a mis ancestros y trato de honrarlos, o mejorar lo que no estuvo tan bien en ellos, pero, yo soy yo y cargo con mi personal identidad resumida en mi nombre: Alejandra.

Claudia Landini dijo...

Ale, cual seria la mia?

marie dijo...

Sabes que tu post viene en un momento muy curiosos, pues hace un par de noches soñé que tenía un hijo. Lo tenía y empezaba a hacer mi vida con él, pero lo extraño era que por más que pensaba en un nombre para él no lo encontraba. Sabía que había SÓLO UN NOMBRE que le estaba destinado y aunque pensaba en más de cien, no daba con el preciso, y no me quedaba más que decirle "la guagüita". No fue un sueño de esos que se recuerdan y se olvidan simplemente, sino que he estado dándole vueltas todos estos días, tratando de entender. El tema de los nombres siempre ha estado en mis reflexiones, y comparto mucho con Semilla acerca de las armonías. Este post ha venido a cerrar la inquietud que me dejo ese sueño...

AleMamá dijo...

Pampa: ¿Te refieres a cual es tu familia? Acá nos referimos a la de tu procedencia, y por lo menos son dos, con todos sus antecedentes buenos y malos que asumimos tratando de mejorar, digo yo. Tus hijos deberán asumir tus genes y los de su padre, pero para ti y los demás lo que vale es como nos llamamos o nos llaman, y ésta Alemama sólo soy yo y esa Pampa, sólo eres tú, únicas e irrepetibles, modestamente, de ahí la tragedia del aborto, por ejemplo: ¡jamás habrá nadie igual al ser elimimnado!
Un abrazo.

*************************

Maite: ¡MIra que bueno lo que me dices sobre el darle vueltas a ese asunto.
A una criatura hay que elegirle un nombre bonito, que diga algo especial, por lo menos en cuanto a melodía, a cadencia, ¡que suene bonito al menos! si se lo ponemos por tradición o razones religiosas, vale mucho más aún. Lo que no se puede hacer es poner algo que por tratar de ser originales les marquemos la vida y lleguen a detestar su propio apelativo, y pasa mucho y se acerca la moda a Chile, por desgracia.

Conozco el caso de un chico costarricense que lo llamaban por "Usnavito" y cuando mi hermana averiguó la razón, era por ser su diminutivo. ¿Puedes creer que se llama U.S.Navy e inscrito asi: Usnavy y de ahí a "Usnavito" ¡un paso! O sea "armadita de los EE.UU."
¡ayayayyyyyyyyy! :mareado:

Claudia Landini dijo...

me referia a cual es el significado o procedencia de mi nombre, no fui clara! sorry

AleMamá dijo...

Hay un montón de sitios donde dicen la historia de los nombres o su signifiacado. Hay para todos los gustos y uno siente que se quedó corta poniendo ¡ocho! jeje

marie dijo...

ay alemama! que me hiciste reir, tambien supe un caso así se llamaba ponte tu que "huachipato dos cero" (no me acuerdo del equipo de futbol, pero esa es la idea)
asi también otras veces me conmueves con tus preciosos post. un abrazo.

cielo azul dijo...

A mi casi no me gusta mi nombre, es dificil que alguien lo pronuncie bien, me llamo Anaid, y casi siempre me dicen Anahí; pero lo peor de todo no es como lo pronuncien, sino como lo escriban!! Me ponen: Anahí, Anahid
Anaiz, en fin cada cambio de nombre que no me hacen que Arggg.

Un gran saludo Alemama.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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