Foto de una casa abandonada que alguna vez fue una bella residencia en un balneario que fue elegante y ya no lo es por las ordas de ordinarios que se han apropiado de sus maravillosos rincones y playitas tranquilas. Digo ordinarios, no pobres, porque "rotos" los hay en todos los estratos sociales.
Aún así, siguen sus piedras marcando el territorio y los dedales de oro, oriundos de California, adaptados y adoptados en Chile como su propia patria, le dan una belleza nostálgica tras la puerta clausurada.
12 comentarios:
Ale yo creo que detrás de una puerta cerrada siempre hay una historia. Un beso y deseo que estés bien
Yo votaría para abolir el uso de las puertas. Que nada sea de nadie.
No sé si te has enterado de la noticia que salió en un periódico de Galicia en el que una mujer compró el Sol y ahora exige que se le pague por usarlo. Lo divertido es que oficialmente el Sol es suyo. No te digo.
Un abrazo
Una casa, un lugar lleno de recuerdos y de momentos buenos y de los otros. Qué lástima que se pierda así.
Saludos.
Y la belleza y constancia de la naturaleza que no se deja atrapar ni de puertas ni rejas.
Un saludo y bendiciones pre-navideñas!
Llego del blog de Gabriela. Quisiera que me permitieras ser un constante lector de tu interesante blog.
Mientras leía tu post pensé: cuántos recuerdos hay en una casa vacía. Resulta que acabo de vender la casa de mi madre, fallecida hace muy poco. Era la casa de mi infancia, donde viví hasta que me casé. Y al nuevo propietario no se le ha ocurrido mejor idea que mantener la casa exactamente igual a como era.
Ya te imaginarás cómo se me pone el corazón cuando paso por ahí, pues queda muy cerca a mi casa actual.
Nos leemos.
Winnie, ¡qué historias hay detrás de cada puerta, sea vieja o nueva! como que la vida deja huella en las casas usadas.
besos
Romek, gracias por venir.
Lo de las cosas comunitarias es una utopía muy atrctiva, pero el hombre es lo que es y necesita un espacio propio aunque sea para ir al baño.
Personalmente, soy de las que gusta de cerrar las puertas, me da un espacio de reflexión, de intimidad, de realajo muy especial
Saludos
Gaby, gracias por estar acá. Tu constancia me anima a seguir con mi afición al blog.
Besos
¡Roberto! cuanta razón tienes, y lo has dicho muy bien.
Un gusto que pasaras. Tanto tiempo fuera de las pistas, hombre.
Cyrano, ¡qué más quisiera que seas un constante visitante amigo de este sitio! Bienvenido.
Esta foto incita a divagar e imaginar la vida del balneario en sus buenos tiempos.
Me parece que también en Madrid podríamos adoptar esos dedales de oro. Si vienes para acá tráete semillas.
Las amapolas amarillas de California las trajo un ingeniero de ferrocarriles y las iba sembrando al paso de los convoyes. Todas las líneas férreas se pintan de esos amarillos que son aterciopelados y que iluminan el paisaje chileno.
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