Síndrome solsticial

Me siento abandonada en la web. Parece que en estos días todo lo que llega a mi buzón es spam. Si les hiciera caso, parecería jeque árabe con tantos relojes "Rolex" el el mismo brazo, tendría un shock medicamentoso con todos los fármacos que puedo conseguir en un simple click, incluyendo Viagra (?¿) , otros para adelgazar (son una tentación, la verdad) algunos para tranquilizarse en tiempos de escasez de alimentos y carestía de petróleo. Y eso sin meterme con las ofertas indecentes que no sé que contienen, pues simplemente no me expongo.

Sí, pues; en Chile recién comienza el invierno y uno se guarda más temprano, mientras que los amigos blogueros que hacen entretenidos los buzones están saliendo de vacaciones y dejando avisos simpáticos diciendo que se van a Cantabria, a la Costa del Sol, a las Baleares y que de tan tostados no pescan sus blogs por una temporada. ¿Y los amigos del sur, qué? a calentarnos cerca de las estufas y chimeneas. Para más remate, éstas últimas en Santiago están prohibidas por contaminantes, por la inversión térmica, el material particulado, los gases, la ventilación natural, los vientos, las precipitaciones y blábláblá o sea ni mirar el fuego es entretención acá.

Bueno, no todo ha de ser lamentos; me consuelo con que en el norte ya comenzaron a acortárseles los días, y acá, al revés, el solcito viene de regreso, y cuando lo tengamos plenamente en sólo tres meses más, les contaremos cómo está de rico el clima acá, y en enero y febrero, cuando se les congele el vaho de su respiración, les daremos cuenta de nuestros veraneos. ¡La venganza es dulce!