Un rincón para detenerse con buen clima en general. Como en todos los sitios, acá no faltarán los nubarrones, pero con que pasen, ¡todo en su lugar!



domingo, 3 de junio de 2012

¿Última vez?



Hoy tuvimos reunión de casi toda la familia. Faltaron solamente 4 personas de este grupo tan querido, pero ya habrá otras oportunidades, digo yo.

Entre los que vinieron estuvo Pablo, mi hijo sacerdote, que almorzó rapidito porque tenía ante sí 7 horas de viaje hasta su sede en Concepción.

Su paso por acá y la despedida de él o de Ale, la de Alemania, me hacen recordar que cuando nos despedimos de mi vieja siempre pienso: ¿habrá otra oportunidad de verla? y eso me pasa desde hace muchos años, o sea desde antes de que ella tuviera la edad que yo tengo ahora. Tengo casi el convencimiento de que, al menos Ale, sí lo piensa. Es que la distancia agranda los temores.

Winnie del blog "Lo que se ve es lo que hay" ha dejado hoy su adiós "definitivo" en los comentarios de la entrada anterior. No le puedo creer. Me niego a que desaparezca así de pronto. Nos mal acostumbró a sus permanentes visitas y empáticos comentarios. Si es así de verdad, le deseo lo mejor con todo mi cariño y gratitud por el tiempo invertido en leer mis cosas mínimas en este sitio.



9 comentarios:

Gabriela dijo...

Ese es un pensamiento que también me ataca de vez en cuando, pero te confieso que lo disipo rápido. Creo que es mejor disfrutar el momento que sufrir por adelantado.

Juan Carlos Partidas dijo...

AleMamá... Dios quiera que todavía hayan muchas ocasiones para preguntarse lo mismo... y muchas ocasiones para disfrutar de su presencia una vez más. :)

dolega dijo...

Y bien cierto que es. Parece una tontería pero cuando nos juntamos todos, siempre entra como un temor a que sea la última vez. Es cierto que pasa rápido pero es como si el corazon tuviera un pequeño escalofrío.
Un beso.
PD. Una pena lo del blog porque es precioso, pero tendrá sus motivos.

Fernando dijo...

Te comprendo muy bien, Alemamá: mi abuela murió de repente, sin tiempo para despedidas. Por eso, siempre que veo a mi madre (75 años) me hago la misma pregunta que te haces tú, y eso que ella vive cerca de Madrid.

En realidad, nos lo tendríamos que preguntar de toda la gente a la que vemos: ninguno tenemos asegurada nuestra permanencia.

Cyrano dijo...

Yo me preguntaba lo mismo... hasta que partió.

CorazónCoraza dijo...

Nunca me lo pregunté hasta que se murió mi abuela. Desde ese día, cada vez que veía a sus hermanas (mayores, de 88 años), me lo pregunté. Gracias a Dios, tuve la oportunidad de verla por última vez, tomar sus manitos y reírme con ella, regalarle un rosario que traje de Lourdes (Francia) y escuchar la cantidad de consejos que me dio (como que jamás me casara :D). Es una bendición por tener esos momentos inolvidables, por eso cada vez me convenzo más de aprovechar a mis papás, hermanos, tíos y primos (:

Unknown dijo...

Lógica la ley de la vida que nos dice que los mayores se van primero, pero el "cuándo" solo lo sabe Dios, también se lo pregunta la madre que despide a sus hijos sabiendo que les queda varias horas de viaje en coche.

Hay que querer y atender siempre como si fuera la última vez, nuestros mayores necesitan sentirse queridos aunque sea en la distancia.

Respecto a las entradas anteriores, me das mucha envidia sana por tener las nietas que tienes. Son preciosas y a mí me falta mucho para ser abuela.

Un abrazo.

Teresa J. dijo...

Es muy cierta la parete final del articulo;la distancia agranda los temores,pero nosotras no podemos hacer nada ,solo que orar a Dios para que pueda protejer a nuestros seres queridos.Un beso.Teresa J.

fgiucich dijo...

Cuántos recuerdos vienen a mi memoria leyendo tu entrada. Abrazos.

Algo de mí

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Vitacura, Santiago de Chile, Chile
Mujer, hija, esposa, madre, y como consecuencia, ahora soy abuela de Sofía,Isabel y Juanito, por el momento, mientras llegan los demás que están en la mente de Dios. Tengo 5 hijos, uno de ellos es sacerdote católico. Una bendición inmerecida. Mi apodo bloguero de AleMamá se lo debo a mi yerno. Para distinguirme de su esposa llamada como yo (y no por culpa mía) comenzó a llamarme así. Muchos me lo escriben como "Alemana", pero no, se trata de Ale, como apócope de Alejandra, y mamá por el mejor papel que la vida me ha dado, el de esposa y madre. Soy chilena, católica, y con la cultura occidental muy metida en el alma. Me interesa la tecnología y la ciencia al servicio del hombre, considerando la Ley de Dios siempre, siempre, siempre.

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